Griezmann guía al Atlético

El francés fue el gran protagonista en el partido del Sánchez Pizjuán.

Griezmann intenta controlar un balón ante Krohn-Dheli.
Griezmann intenta controlar un balón ante Krohn-Dheli.
CRISTINA QUICLER/afp

Antoine Griezmann decidió desde el primer minuto que él iba a ser el protagonista en el Sánchez-Pizjuán y se puso manos a la obra. El francés, en modo ‘todocampista’, presionaba, luchaba, defendía, asistía, ponía los toques de calidad –con dos caños consecutivos a Rami y Banega– y asistía. Así llegó el primer gol: Griezmann luchó un balón con Krychowiak y, desde el suelo, fue capaz de dar una asistencia a Koke que no desaprovechó para poner por delante al Atlético. El canterano –que dedicó el gol a Raúl García– hacía justicia a los visto hasta entonces en el estadio sevillista, aunque las mejores ocasiones habían sido para el conjunto de Unai Emery, pero Oblak resolvió de forma extraordinaria.


En el Sevilla poco se vio a Fernando Llorente, que dejó detalles de lo que mejor sabe hacer: bajar balones con el pecho, de espaldas a la portería. Sin embargo, su entrada en el once hizo que el Sevilla cambiara la posición de sus extremos Vitolo y Reyes. El Sevilla, que concentraba su juego ofensivo en la banda derecha de Vitolo, aparecía con cuentagotas en el área de Oblak, fundamentalmente, por la presión arriba del Atlético, con Griezmann como punta de lanza y un Juanfran que volvió a ser un puñal por la banda derecha.


Con el marcador a favor, el Atlético siguió buscando la portería de un Beto inseguro, que despejaba un remate de Griezmann, que seguía ‘on fire’. El Sevilla tocó a rebato y decidió volcarse en el área del Atlético que a la contra tuvo un par de salidas con Torres y Griezmann. Eran los mejores minutos de los de Unai Emery, que con más corazón que juego metía a los de Simeone delante de la portería de un Oblak que volvió a ser un muro. Fernando Llorente tuvo el empate, pero su balón se fue pegado al palo ante la desesperación de la grada, que veía cómo su equipo tenía embotellado a un Atlético, que parecía conformarse con esperar algún zarpazo de sus hombres de arriba que sentenciara el partido.


Algo que logró con la pizarra del Cholo. El técnico argentino quitaba a Torres para dar paso a Jackson Martínez justo antes de que sacaran una falta que parecía intrascendente en el centro del campo. Mientras el colombiano cabalgaba a su posición, Gabi sacaba rápido para mandar un zapatazo desde 40 metros que se colaba en la portería de Beto. El gol parecía demasiado premio para los rojiblancos. Pero en el fútbol manda la pegada y ayer la tuvo el Atlético.

Un ejemplo de ello llegó en el tercer tanto del Atlético. Jackson Martínez hizo una pared con Griezmann, otra vez el francés, y se sacó un latigazo a un metro del área que Beto vio pasar inmóvil ante la indignación de la grada del Sánchez-Pizjuán, que veía cómo su equipo encajaba una derrota tan dolorosa y excesiva

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