Vermaelen tumba el muro del Málaga
El central belga da el triunfo al Barça ante un rival que se mantuvo firme gracias a un gran Kameni bajo palos.
Al Barça le costó abrir la lata, porque el meta africano tuvo una gran noche, pero también porque a los azulgranas les cuesta generar peligro, sobre todo cuando los dos equipos están igualados en el aspecto físico. Volvía Neymar y, por tanto, regresaba el tridente y el equipo arrancó con una cierta alegría. Muy dinámico, con Neymar y Messi en las bandas, apoyados de cerca por los dos laterales, Alba y Sergi Roberto, ensanchando el campo todo lo que podían. Pero el Málaga cerraba casi con todos y los huecos escaseaban en el área andaluza. El muro numantino de los malagueños se hacía inexpugnable.
Los andaluces no renunciaban a la contra, con Juan Carlos, Amrabat y Cop, que parecían balas. El Barça, que tenía más el balón, no conseguía llegar con claridad a la meta de Kameni. Y casi lo hacía más a balón parado. Mascherano pudo abrir el marcador, pero el larguero lo impidió. En el 38, hubo un claro penalti de Torres, por tocar el balón con la mano, aunque el colegiado debió de interpretar que la falta fue involuntaria.
En la segunda vuelta, el panorama fue algo distinto. Las frescura física que exhibía el Málaga en la primera mitad brilló por su ausencia tras el descanso, lo que aprovecharon Messi y Neymar para hacer mucho más daño. Por momentos, el partido se convirtió en un ida y vuelta, pero en el que los andaluces ya no bajaban en bloque. Iniesta cogió el mando y Messi buscó la portería, pero en esta ocasión se estrelló contra Kameni, que le amargó la noche al menos en tres claras oportunidades. El Barça asediaba por momentos el área rival y encontró solución tras un saque de esquina. Centró Suárez desde la izquierda, Kameni despejó, y el balón le cayó a Vermaelen, quien desde el punto de penalti fusiló a puerta vacía. El belga salvaba a su equipo y de paso se redimía a sí mismo, después de un año lesionado, en el que se llegó a dudar si volvería a pisar un terreno de juego. Vermaelen disfrutó de su minuto de gloria, en el 72, y dio los tres puntos a su equipo. A partir de ahí, el Barça intentó dormir el partido. Lo logró, pero a punto estuvo de echarlo todo a perder, pues Charles tuvo el empate en sus botas en el 93.