Obtener hoy el carnet de conducir en Zaragoza es hasta 600 euros más barato que hace siete años. Y aún así sigue siendo todo un lujo para miles de familias en apuros. De los 1.400 euros que llegó a costar antes de la crisis económica, el sector ha reducido sus tarifas hasta algo más de 850.

En concreto, 853 euros, según el estudio publicado por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Esta cifra, que refleja un precio medio tras comparar distintas ofertas y contando con recibir 20 clases prácticas, sitúa a la capital aragonesa en la zona media-alta de una clasificación que lidera San Sebastián, donde la factura final asciende a 1.575 euros, seguida de Gerona (1.258€) y Logroño (1.080€).

En el lado opuesto, las autoescuelas de La Coruña (558), Sevilla (572) y Badajoz (576) ofrecen las tarifas más asequibles. O lo que es lo mismo, existen diferencias de hasta el 180% en el precio final en función de la ciudad en la que se obtenga el permiso.

Incluso dentro de una misma localidad, las diferencias son considerables -hasta del 35%, señalan-, mientras que en otras es precisamente la similitud de tarifas lo que ha despertado sospechas. La OCU ha detectado que “en varias ciudades hay grandes coincidencias de precios que ponen de manifiesto una grave falta de competencia”.

Por ello han solicitado a la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) que abra una investigación que “determine la existencia de acuerdos de precios y sancione a las empresas participantes en los mismos”.

Menos alumnos

Mientras tanto, y pese a la reducción de precios, las autoescuelas siguen viendo cómo baja el número de alumnos registrados respecto a tiempos pasados. Solo en el último año la expedición de carnés de conducir ha caído un 15% en Zaragoza.

Con buena parte de la población joven en paro o prolongando su etapa formativa ante la falta de ofertas de trabajo, no pueden hacer frente a los costes de las autoescuelas y de las tasas administrativas.

A todo ello hay que añadir un cambio de mentalidad que ya analizan, preocupados, en el sector de la automoción. Según una encuesta de KPMG “la llamada generación Millennial -los nacidos entre 1980 y 2000- aparentan menos interés en adquirir las propiedades tradicionales como la casa y el coche y prefieren alternativas como tecnologías móviles o ropa. El reto para la industria automovilística es encontrar la manera de atraer el interés de este grupo social”, reconocen.