El juvenil Ewan encuentra el tesoro
El australiano, de 21 años, sorprende a sus rivales y se adjudica su primer triunfo en una grande. Mientras, Tom Dumoulin.
le arrebata a Chaves el liderato de la clasificación general.
Atrevimiento juvenil en un esprint loco, desordenado, donde Ewan se metió tras la rueda de Degenkolb para superarle. Y también rebasó a Sagan. "Vi el repecho final y creí que no ganaba, pero como iba bien colocado me la jugué", explicó tras la etapa. Gran decisión. Su primer gran tesoro estaba a punto de caer. Una alegría para la escuadra australiana que dirige Neil Stephens, aunque perdiera el maillot rojo que portaba el colombiano Chaves desde la segunda etapa. El botín quedó reducido pero sigue la fiesta en la casa australiana.
El Escarabajo se quedó en uno de los cortes de la última recta. La llegada tenía miga. El perfil del libro de ruta hablaba de etapa llana. Sí, pero no al final. Había trampa y algunos cayeron en ella. El desorden hizo el resto. La lucha entre los hombres rápidos abrió una brecha de 2 segundos, en la que entraron Dani Moreno y Chris Froome, muy atento a la hora de la verdad. Al final, incrementaron en 8 segundos la ventaja sobre Purito Rodríguez y Chaves, en 10 sobre Nairo Quintana y Valverde, y en 12 a Aru y Landa. En la general, todos ellos en 8 segundos, en espera de la montaña de verdad.
Tom Dumoulin, aquel líder del pasado Tour que se retiró por una caída, ya se encontraba en el autobús del equipo lamentando no haber ayudado a ganar a Degenkolb cuando escuchó por la radio que era el nuevo líder de la prueba. Abajo de nuevo, en dirección al podio para enfundarse la Roja. Una sorpresa inesperada. Tal vez le pasó lo mismo que a Ewan con su etapa.
El guión marcaba esprín. No explicó Valverde si volvió a tirar de la informática para ver el final que le esperaba, pero lo cierto es que le venía bastante bien. Como a Purito. Y también a Sagan y Degenkolb. El Tinkoff trató de colocar el tren para el eslovaco, pero todos querían mojar y la última recta ascendente se convirtió en un lío fenomenal. Sálvese quien pueda. Los elegidos entraron juntos en la subida, pero era cuestión de medir las fuerzas, pues un repecho seguía a otro y el último estaba escondido. El grupo se rompió y Degenkolb atacó desde muy lejos, demasiado.
Hubiera sido suficiente la explosión física del alemán, que machaca los pedales con una fuerza brutal, pero no esperaba la visita de Ewan, quien sí atacó en el momento preciso, justo, para irse directo hacia su tesoro. Nada menos que una victoria en una grande.