Diagnóstico dispar sobre el hundimiento de Miranda

Técnicos y jugadores, los protagonistas directos del decepcionante final del partido en Anduva, buscan en el apartado físico, en el táctico y en el técnico el origen del mal.

Los futbolistas del Real Zaragoza celebran el gol de Miranda abrazados a Cabrera, su autor.
Los futbolistas del Real Zaragoza celebran el gol de Miranda abrazados a Cabrera, su autor.
g. archanco

No hay consenso a la hora de señalar cuál fue la causa principal del hundimiento del equipo en los últimos 20 minutos del partido de Miranda. ¿Falló la preparación física? ¿Fue un error táctico del entrenador en el manejo de las sustituciones y el posterior movimiento de fichas tras llevarlas a cabo? ¿La responsabilidad mayor recae en la falta de puntería de los delanteros, que impidió rematar al Mirandés mucho antes de su reacción postrera?


La resaca del primer partido liguero está siendo pesada, dentro y fuera del vestuario zaragocista. Ha dolido sobremanera haber dejado pasar una oportunidad palmaria para haber comenzado la competición sumando tres puntos a domicilio. Y, en la semana previa al debut como locales frente al Almería en La Romareda, se anuncian horas de análisis introspectivo, de mucho diálogo y de abundantes propósitos de enmienda para que no vuelva a darse la desconexión vivida en Anduva tras haber consumado 70 minutos excelentes. Un defecto que acabó originando el empate del Mirandés y, aún más, estuvo en un tris de derivar en una lacerante derrota en el último segundo si Lago Junior emboca a gol su cabezazo al larguero.

Popovic y el fondo físico

Quien primer mostró su parecer al respecto fue Ranko Popovic. Todavía en caliente, el técnico dudó sobre los motivos del deterioro final del juego de su equipo, pero apuntó al apartado físico como posible causa. "Igual el equipo acusó un poco el bajón físico. Tenemos tres o cuatro jugadores que han jugado casi toda la pretemporada todos los partidos. No sé si es eso. Vamos a ver", dejó en el aire a la salida de Anduva. "Algunos no tenían chispa", apostilló en la misma dirección.


Sin embargo, este análisis no ha sido compartido mayoritariamente entre la plantilla. Albert Dorca, capitán en Miranda, no considera que el equipo presente un déficit en la preparación aeróbica. "No, no. No es eso. No estamos físicamente mal, lo hemos demostrado en los partidos de pretemporada, donde hemos ido siempre a más y hemos resuelto muchas veces a última hora", defiende el gerundense.


Leandro Cabrera, el primer goleador oficial de este curso, habla claro, como es costumbre en él. "Hablo por mí. Yo, físicamente, me sentí muy bien. Y creo que muchos compañeros estábamos igual", asegura, rechazando el problema de preparación física como origen del deterioro final del equipo.


Ángel, al que Popovic sustituyó por Ortuño a falta de 26 minutos en un cambio inesperado (en pretemporada siempre los dejó un tiempo juntos a expensas de la evolución del marcador), intenta limar cualquier aspereza que pueda surgir en este debate. "Hay que tener mucha paciencia y no asustarse por estas cosas. Esto es muy largo. No es bueno caer en la decepción y en el catastrofismo. Estamos en agosto y no ha pasado nada grave, nada que no sea normal a estas alturas", contesta el canario al debate, basado en su amplia y positiva experiencia en la categoría.

Los jugadores, al ámbito táctico

Los futbolistas apuntan su autocrítica hacia la mala gestión que hicieron del cambio táctico que propuso Popovic en esa decepcionante recta final del choque. Ese momento en el que, a falta de 20 minutos, el entrenador decidió retrasar a Dorca como tercer central para que Cabrera basculara a las espaldas de Rico, que estaba siendo superado por las penetraciones de Sangalli.


Dorca, principal protagonista de esta modificación, es claro. "El míster me metió un poco más atrás ante el empuje del Mirandés, para tapar mejor sus llegadas. Y no salió del todo bien. Nos siguieron apretando igualmente y no conseguimos contrarrestarlos. Nuestro cambio de juego fue demasiado brusco. Al final, yo creo que no lo hicimos bien", es la denuncia del catalán. Cabrera también incide en ese sentido: "Al final, se nos comieron en el medio campo. Tenemos que seguir ajustando cosas".


Ángel, por su parte, es contundente en su argumento: el génesis del mal tuvo lugar durante los 70 buenos minutos del equipo. Una paradoja. "Tuvimos cinco llegadas claras de gol que desaprovechamos. Si hubiésemos logrado en alguna el 0-2, seguramente el Mirandés hubiera bajado los brazos ante nuestro buen partido. Fallamos contras muy claras por dar mal el último pase. Por aquí creo que estuvo la clave de permitir que ellos se viniesen arriba y estuvieran a punto de remontarnos el partido". Sin duda, se trata de un inicio de temporada lleno de contenido.

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