Luis Suárez resuelve en San Mamés

El uruguayo da el triunfo al Barcelona ante un Athletic muy combativo
que acusó el desgaste de los últimos días. Messi erró un penalti a la media hora.

El azulgrana Luis Suárez, autor del único gol del partido, se marcha de De Marcos.
El azulgrana Luis Suárez, autor del único gol del partido, se marcha de De Marcos.
VINCENT WEST/reuters

Un Barça práctico, nada brillante, pero muy sólido en defensa, arrancó la Liga venciendo en San Mamés, el estadio donde hace una semana se llevó cuatro y disparó todas las alarmas en Can Barça. El choque se lo llevó el que más acierto tuvo y el que aguantó mejor físicamente, pues vizcaínos y catalanes acumulan ya unos cuantos minutos en el inicio de temporada.


El Barcelona se aprovechó de la falta de frescura de los ‘leones’, que el jueves tuvieron un duro envite en la Liga Europa. En esta ocasión no brilló Messi, que falló un penalti, y el Barça cimentó su victoria no tanto en el acierto de sus figuras atacantes, esta vez le tocó marcar a Luis Suárez, sino en el buen hacer de la defensa.


Mucho se había hablado en las últimas semanas sobre los problemas en defensa del Barça. Encajó cuatro goles en Georgia, otros cuatro en Bilbao en la ida de la Supercopa y uno en el Camp Nou, en la vuelta. La zaga azulgrana hacía aguas por todas partes, hasta que Luis Enrique movió a sus peones y de nuevo en Bilbao, en el arranque liguero, dio con la tecla y su equipo mantuvo la portería a cero.


Vermaelen ocupó la plaza de Piqué y estuvo resolutivo en todo momento, igual que Bartra, que entró en la segunda parte, cuando se lesionó Busquets y Mascherano pasó al centro del campo. Era la consigna de Luis Enrique. A estas alturas, su equipo no está para muchos alardes y si era capaz de sujetar a Aduriz (verdugo de la Supercopa), en cuanto Suárez o Messi aprovecharan alguna oportunidad, el partido podía ser de color azulgrana. Así fue, pero los catalanes tuvieron que sudar.

Un duelo muy físico

El conjunto de Valverde planteó un duelo muy físico, antipático en lo estético, con mucho balón largo, presión asfixiante, muy intenso y con poco control, lo que incomodaba al cuadro catalán. Pero este Barça no es como el de antaño, que si no tiene el balón se pone de los nervios. Una de sus virtudes es que puede alternar un juego combinativo con otro más en largo y no se resiente.


El Barça no tuvo prisa y resolvió en la segunda parte, pero bien pudo hacerlo en la primera si Messi no llega a errar un penalti, pena máxima que no fue y que Del Cerró Grande vio por supuesta falta de Elustondo. Corría la media hora de Iraizoz adivinó la dirección al argentino. El Barça perdía su gran ocasión.


Tras el descanso, al cuadro bilbaíno se le empezó a notar el desgaste. Ni Mikel Rico presionaba como en la primera parte, ni Aduriz atemorizaba tanto, ni De Marcos subía con tanta alegría. El principio del fin rojiblanco llegó tras un gran pase de Rakitic sobre la subida de Alba, quien asistió a Luis Suárez. Minuto 54 y llegaba el peor escenario para los ‘leones’, que tenían las piernas muy cargadas. Tras el gol, el Athletic buscó la heroica, pero se quedó sin fuerzas.

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