No. Nos encontramos en plena fase preparatoria, un proceso que tiene poco que ver con los tanteos. Además, no estamos jugando ante rivales de primer nivel. El único objetivo es progresar. No se trata esencialmente de ganar, sino de construir para poder competir después al mejor nivel posible en el Campeonato de Europa.

Calderón, Ricky Rubio, Navarro y Marc Gasol. Si añadimos a Ibaka, España ofrece una nómina de ausencias que constituye un quinteto de NBA...

Es cierto lo que argumenta, pero mi deber es obtener el máximo rendimiento del colectivo que entreno. Es un equipo nuevo respecto al Campeonato del Mundo del año pasado, con debutantes, semidebutantes, jugadores que cambian de rol. Seguimos teniendo talento, pero es evidente que hay menos profundidad, menos jugadores de talento superior.

¿Cómo piensa paliar estas carencias?

Con solidez, organización, compromiso y esfuerzo. Además del título europeo, nos jugamos la participación en los Juegos de Río de 2016. Y solo hay dos plazas...

Después del fracaso del Mundial 2014, llega usted en un momento crítico. Es la gran apuesta del presidente Sáez. Dos medallas de oro europeas y una plata olímpica avalan su decisión.

Solo puedo tener palabras de agradecimiento. Sabemos que el momento es complicado, que el reto es durísimo; pero la consideración que han manifestado los jugadores y todo el mundo hacen que me sienta absolutamente vinculado a este grupo, a la selección española, al baloncesto español.

¿Cómo un italiano que entrenó en clubes de la jerarquía de Pésaro, Bolonia o Milán decidió venir y quedarse en España?

El epicentro del baloncesto europeo ya hace tiempo que se alejó de Italia. Los años 80, los 90, quedan lejos. España tiene una influencia mayor. Tuve la posibilidad de venir, de dirigir a grandes clubes (Baskonia, Real Madrid y Unicaja de Málaga) y a la selección española. Me siento afortunado por haber venido a España. Aquí está mi familia y aquí pienso quedarme. No olvido mis raíces, pero mi afinidad es mayor hacia el baloncesto español que hacia el italiano.

España disputará su último encuentro antes del Europeo en Zaragoza, el día 30 de agosto, partido conmemorativo del 120 aniversario de HERALDO. ¿Qué selección vamos a ver?

Será el equipo más aproximado al que competirá en el Europeo. Zaragoza me parece una ciudad ideal para despedirnos de España. Zaragoza nos va a dar fuerzas para el Europeo. Es una ciudad que vive con muchísima intensidad el baloncesto. Se ve por la calle, cuando escuchas hablar a la gente. En otros lugares, solo se habla de baloncesto en el pabellón. No es casual el hecho de que tenga un club no solo consolidado en España, sino también con proyección europea, como es el CAI. Contar con un medio con el arraigo de HERALDO, que transmite toda esta pasión por el baloncesto, sin ninguna duda es fundamental.

No me gustaría concluir la entrevista sin una referencia a José Luis Abós.

Ha sido duro. No tenía una relación íntima, pero sí un respeto alto por su trabajo, por el baloncesto brillante y eficaz que desarrolló con el CAI, por su enorme educación. Tenía mi misma edad... (silencio explícito). Baloncesto al margen, queda evidente el carácter efímero de todo. No se pueden dejar pasar los días. Eso es lo que vamos a hacer con todas nuestras fuerzas en el Europeo.