Las siete cumbres de Carlos Pauner

El aragonés busca conquistar en tres años las cimas más altas de cada continente.
El Elbrus, el techo de Europa en el Cáucaso ruso (5.640 m), es su primer objetivo.

Carlos Pauner, ayer en la puesta de largo de su nuevo proyecto deportivo.
Carlos Pauner, ayer en la puesta de largo de su nuevo proyecto deportivo.
aránzazu navarro

Carlos Pauner está tan feliz como un niño con zapatos nuevos. El jaqués vuelve a su hábitat natural, la montaña. Han pasado casi dos años de "una difícil y exigente" recuperación, tras el accidente que sufrió un 9 de septiembre cuando escalaba en un rocódromo de la capital, pero el alpinista exhibe la mejor de sus sonrisas. "Vuelvo a la carga con nuevas cumbres", anuncia el deportista, que el 22 de mayo de 2013 redondeó con el Everest su currículum al completar los 14 ochomiles del planeta. Pauner inicia una nueva aventura con la que aspira en 2017 a convertirse en el primer aragonés en subir los siete picos más altos de cada continente (se diferencia el norte y sur de América y se incluye la Antártida). El proyecto ‘7 Cimas’ arranca hoy mismo: coge por la noche un avión rumbo a Rusia. Allí, le espera el techo de Europa, el Elbrus (5.642 metros). En la lista están el Aconcagua (6.962 m) en América del Sur; McKinley (6.194) en la del Norte; Vinson en (4.897) en Antártida; pirámide de Carstensz (4.884) en Oceanía; Kilimanjaro (5.895) en África y Everest (8.848) en Asia. Estos dos últimos ya los subió en 2008 y 2013, respectivamente.


El Elbrus es un estratovolcán durmiente situado en la parte occidental de la cordillera caucásica, barrera natural entre el viejo continente y Asia. "Siete cimas es un proyecto personal, pero voy a tener la fortuna de que, en algunas, como el Aconcagua y McKinley, esté acompañado de personas que son de mi confianza como Raúl Martínez y Fran Lorente, que me van a nutrir de sus experiencias", resalta.


Carlos Pauner asegura sentirse "fenomenal". "Salí del hospital en silla de ruedas, no podía ponerme de pie. Los primeros seis meses se hizo un trabajo duro para empezar a dar los primeros pasos; correr los primeros 50 metros fue terrible. En el segundo año ya estaba preparado para la vida normal, pero no la deportiva. Así que estos meses han sido intensos: he vuelto a andar y a hacer bici de montaña, a subir al Pirineo y a escalar... Me encuentro perfectamente, no tengo dolencia ni limitación", afirma.


Su nuevo reto empezó a madurarlo en la primavera de 2014. Y el plan se activa cuando ha conseguido reunir la financiación (le patrocinan Franklin Covey, HERALDO, Telefónica, Grupo Lacor, Magaiz Ascensores, además de colaborar El Rincón, Trangoworld y Boreal). El montañero Javier Garrido, referente de Aragón Aventuras, ha preparado la logística de Pauner en el Elbrus, pico que aspira hollar entre los días 23 a 25 de este mes.


"El calendario es sencillo: vuelo a Moscú y seguido cojo otro avión con destino a Mineralney Wodi, una ciudad cerca de las montañas del Cáucaso. Desde allí un jeep me llevará durante cinco horas al pie de la montaña, el valle del Baksan y Terksol, a unos 3.000 metros de altura. Estaré dos o tres días aclimatando. Sobre el día 22 o 23 subiré a Barrels Hut, donde está una pequeña cabaña o refugio a mitad de camino del Elbrus, a una altura de 3.850 metros", explica Pauner.


Después de un día de estancia para preparar el cuerpo, el alpinista de Montañeros de Aragón atacará la cumbre. "El Elbrus es una montaña de nieve. La ruta que voy a seguir es la de la cara oeste. No tiene dificultades de escalada importantes. Es un sitio de mucho viento, así que habrá que aguantar la altura y el frío. Desde el refugio se sube a la cima de un tirón: será un día largo, de 12 o 13 horas andando por un glaciar que se va inclinando poco a poco", completa. Según sus cálculos, entre los días 23, 24 o 25 colocará la bandera de Aragón en lo más alto.


La elección del Elbrus servirá "para chequearme". "De todas las cimas, es la de menos dificultad. Quiero ir poco a poco y coger experiencia para los siguientes retos", amplía. En diciembre le espera el Aconcagua, y en el horizonte el Everest y sin oxígeno: "Quiero volver e intentarlo por la cara norte china. Es la espina que tengo de 2013, porque tuve que utilizarlo al final de la ascensión. Así cerraría el círculo de los catorce ochomiles sin oxígeno".


Pauner desea que el Elbrus sea "el hilo conductor" que permita abrir nuevas líneas de trabajo a otras iniciativas, en las que le acompañarán otros nombres propios del alpinismo aragonés como la oscense Cecilia Buil y el zaragozano Manu Córdova.

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