"La música y la literatura son placeres sin efectos secundarios"

Agosto es el mejor mes para disfrutar de la soledad y el silencio, para deambular por la mañana y al atardecer, con la ventaja suplementaria de que gran parte de los pelmas se ha ido. Quiero creer que la gente se va porque no tiene otro remedio. Pagar más caro que nunca, no tener sitio ni para poner la toalla, no es muy entendible... En Alemania o Japón, veranean en cualquier momento del año, se reparten las vacaciones, como también hacen los colegios, y además no deben cerrar las empresas.

Vaya, que lo suyo es la ciudad...

Me gustan el campo y la ciudad cuando están semivacíos. En Zaragoza, además de lo obvio, tenemos los muchos kilómetros de Canal Imperial, que son casi campo y en el centro.

Elija una ruta por Zaragoza.

Arrancaría en la plaza de San Agustín, la Zaragoza de los Sitios, siguiendo por la calle Mayor hasta la plaza del Mercado, el Coso y la plaza de los Sitios, terminando en el parque Bruil. Un cuadrado con lo mejor de Zaragoza.

¿Y una ruta por Aragón?

El Pirineo es lo más conocido, pero el resto de Huesca es para mojar pan. El Teruel rural es un regalo. En Zaragoza, el mudéjar y el padre Moncayo. No me explico que Tarazona no sea un destino más frecuente: hermosa judería, plaza de toros octogonal –aunque la fastidiaron con la reforma– y ayuntamiento renacentista como no los hay en España, pueblos preciosos alrededor, gastronomía y vino de primer orden…

También se puede viajar con la literatura. Una ruta inexplorada, por favor.

He llegado tarde pero, por fin, he leído a Jorge Ibargüengoitia.

Hábleme de él.

Mexicano de ascendencia vasca. Murió con poco más de 50 años en un accidente de aviación. Solo escribió seis novelas. Cuando lees la primera, persigues las demás. Extraordinario.

¿Por qué escribe tan poco usted?

Tampoco tan poco... Van 39 libros y casi todos los meses publico artículos especializados o de erudición. Para el año próximo he de acabar el libro ‘50 canciones españolas del siglo XX’, empezando con ‘Suspiros de España’ y terminando cuando llega el pop anglosajón, con Marisol y Serrat.

Los Beatles...

Sin duda, constituyen el fenómeno musical del siglo XX. Elvis también fue importante, pero no llegó a todos los estamentos sociales como los Beatles. Casi todos jóvenes llegamos a dejarnos melena como ellos. Fue la primera rebelión social que recuerdo.

Pero lo suyo es la jota.

Afortunadamente, en los últimos 15 años ha recuperado protagonismo, algo meritorio después de no haber recibido ningún favor de los poderes públicos. Hay veteranos trabajando muy bien y jóvenes con muy buenas voces e ideas.

Usted pregona la jota por todo el mundo.

La jota o lo que me dejan. De ella hablé el año pasado en Buenos Aires, en el Tercer Congreso Internacional de Folclore. Para octubre, en Sevilla, presentaré una ponencia sobre alcohol y literatura, tan cercanos siempre... En noviembre, otro congreso en Milán, con ponencia sobre el tremendismo. A Alemania viajaré en enero, con tema de tango. Las pasiones que más felicidad me han reportado en la vida son la música y la literatura. Son placeres que no exigen contraprestaciones ni tienen efectos secundarios.

Los demás placeres se suelen pagar caros...

Tienen un precio que cada uno decide si debe ser pagado; y lo fácil es equivocarse...

¿Por qué una mente como la suya nunca fue objetivo político?

Nunca le puse precio a la independencia. Y no he tenido ningún interés en parecer otro para agradar a nadie.

Después de agosto, espera un septiembre caliente. Por ejemplo, en Cataluña.

La demagogia, el nacionalismo, el populismo y la ignorancia del pasado son ingredientes tan habituales como nocivos. Ojalá no se nos indigesten a todos españoles.