Ingeniero, pero sin poder firmar proyectos ni colegiarse

Los ingenieros critican la proliferación de grados con “bonitos nombres”, pero sin profesión regulada.

Uno de los edificios del CPS
Ingeniero, pero sin poder firmar proyectos ni colegiarse

El Consejo General de Ingeniería Técnica Industrial (Cogiti) lleva un par de años reivindicando que las universidades españolas ofrecen titulaciones relacionadas con la ingeniería que no tienen una profesión regulada. Esta situación ha ido creciendo durante este tiempo, llegando a aglutinar más de 100 grados en estas circunstancias, de los cuales 6 se encuentran en la comunidad aragonesa.


“Estos alumnos tendrán unos conocimientos que habrán adquirido en sus 4 años de carrera, pero la ley no les reconocerá la profesión de ingenieros técnicos”, explica José Luis Fernández, asesor técnico del Cogiti (Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial). Esto provocará que los recién titulados no puedan firmar proyectos ni colegiarse. “Las empresas privadas podrán contratarlos y realizarán proyectos, pero en ningún momento podrán firmarlos”, recuerda. No obstante, señala que poco más del 10% de los ingenieros técnicos se dedican a firmar proyectos.


En su opinión, el problema radica en que las universidades generan titulaciones con “nombres atractivos” para llamar la atención de los estudiantes. “Cuantos más grados diferentes se creen, más problemas existen para identificarlos y conocer cuáles son las competencias de cada uno de ellos”, sostiene.


En estos momentos, cuatro carreras de la Universidad de Zaragoza se encuentran en esta situación y otras tres de la Universidad San Jorge. “El Ministerio de Educación es el que marca cuáles son los títulos que están regulados como profesión”, recuerda Pedro Cebrián, secretario del Colegio Oficial de Ingenieros Técnicos Industriales de Aragón (Coitiar).


Organización Industrial, Tecnologías Industriales, Diseño Industrial y Desarrollo del Producto e Informática son las cuatro titulaciones del campus público que no tienen una profesión regulada. Sin embargo, son las ingenierías que mayor demanda tienen. Por ejemplo, la Ingeniería de Diseño Industrial y Desarrollo del Producto ha tenido en junio una nota de corte de 9,137, la mayor de todas las de su rama.


Según señalan desde la institución pública, la existencia de estos grados se debe a la alta demanda por parte de los alumnos y por las empresas del sector, que solicitan este tipo de titulados. “En el caso de la Informática, casi todos los estudiantes que terminan la carrera, lo hacen con un trabajo”, ejemplifican. Por esta razón, ellos apuestan porque todas las carreras pertenezcan a una profesión regulada.


Una decisión que Hernández no considera que el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte vaya a tomar. “No es la tendencia por la que están apostando”, puntualiza. La recomendación que realizan desde Cogiti es que los alumnos estudien una carrera que esté regulada profesionalmente y después se especialicen, a través de un máster, en aquella parte no regulada. “De este modo, podrán colegiarse, firmar proyectos y trabajar en aquello que verdaderamente les apasiona”, sostiene.


En el caso del campus privado, las ingenierías que no tienen el reconocimiento profesional son: Ingeniería Informática y Diseño y Desarrollo de Videojuegos.

Las letras, sin regular

Estas titulaciones de la rama de la ingeniería no son las únicas que se encuentran sin reglamentar. Por ejemplo, las carreras dedicadas a las artes y las letras nunca han estado reguladas profesionalmente. Esto es lo que le ocurre a las diferentes Filologías, Bellas Artes o Filosofía. En este caso, no existen colegios profesionales y el Gobierno no las reconoce como profesión regulada.


La titulación de Derecho, desde que se implantó el Plan Bolonia, también ha perdido este reconocimiento. A partir de ahora, para obtenerlo es necesario realizar el máster en Abogacía. Los estudiantes de las ingenierías también podrían regularizar su profesión si realizaran el máster en Ingeniería Industrial.

Cambios de tendencias

No obstante, la tendencia que han observado en la Universidad de Zaragoza es que los alumnos que cursan un grado dedicado a un tipo de ingeniería, se decantan por un máster de otra diferente. “Antes si estudiaban la carrera para ser ingeniero eléctrico, continuaban con el máster de ingeniería eléctrica, sin embargo, ahora buscan diversificar con la intención de tener más oportunidades laborales”, señalan.

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