Paleoartistas: talento creativo al servicio de la ciencia

Los datos científicos cobran vida con dibujos que muestran cómo fueron los seres que poblaron el planeta hace millones de años. Una mirada al pasado didáctica y atractiva.

Recreación nocturna hecha por una empresa zaragozana dentro del proyecto divulgativo del Tronco Fósil de Igea, en La Rioja.
Recreación nocturna hecha por una empresa zaragozana dentro del proyecto divulgativo del Tronco Fósil de Igea, en La Rioja.
paleoymás

Un simple hueso fosilizado puede ser la clave para reconstruir un dinosaurio a tamaño real con una apariencia casi auténtica. Conseguir una ‘fotografía’ de estos animales que vivieron hace millones de años es posible gracias al trabajo de profesionales, conocidos como paleoartistas, que plasman de forma gráfica los datos científicos y lo hacen, además, de un modo atractivo y didáctico.


Los dibujos, maquetas y réplicas permiten asomarse a un pasado muy lejano. "Nos ayudan –afirma la paleontóloga Gloria Cuenca– en el aspecto educativo. Nosotros podemos ofrecer la información técnica, pero estos expertos permiten que el público y los estudiantes la puedan entender". El talento creativo al servicio de la ciencia da como resultado representaciones de restos fósiles de seres ya extinguidos en su hábitat original.


"Dejamos muy poco espacio a la imaginación –asegura José Luis Barco, paleontólogo y director de la empresa aragonesa Paleoymás–. Hay que partir siempre de la comparación. Un hueso no está solo, tiene un contexto geológico que da muchas claves a nivel ambiental, temporal e incluso taxonómico, estableciendo relaciones con otras especies conocidas de la misma edad o zona. Y, cuando faltan datos, extrapolamos". "Encontramos una vértebra y, rápidamente, nos da la clave de a qué familia, género y especie pertenece", dice.


"Hacen verdaderas maravillas y uno no sabe si serían realmente así, porque siempre hay una parte artística, como el color, por ejemplo, que no se conoce. Pero yo me los imagino muy parecidos". Para José Ignacio Canudo, coordinador del proyecto Aragosaurus y director del Museo de Ciencias Naturales de la Universidad de Zaragoza, "los paleoartistas llevan a la vida a los dinosaurios u otros organismos del pasado". Una tarea que, "con las técnicas modernas, ha mejorado muchísimo. Si ves reconstrucciones de principios del siglo XIX o, incluso, de hace 20 o 30 años no tienen nada que ver".


Estos especialistas, sean o no profesionales, pueden "fijarse en el trabajo de otros colegas y darle un aspecto singular al organismo correspondiente o, a partir de los huesos, hacer una reconstrucción completa de los músculos y el esqueleto, algo más complicado y que requiere de conocimientos anatómicos". "Es un conocimiento acumulativo", valora.

Una labor compleja

Carmelo López, profesor de expresión gráfica en la Escuela de Ingeniería y Arquitectura de la Universidad de Zaragoza, ha diseñado ilustraciones para Dinópolis y Aragosaurus. "Es una labor más compleja del que la gente imagina", indicó. Este ingeniero desarrolla todo el trabajo a través del ordenador. "A partir de modelados por polígonos se hacen las figuras aproximadas del dinosaurio y, después, se intenta ajustar sus dimensiones originales". En una segunda fase de la reconstrucción se trataría de "modelar como si fuera arcilla". En cuanto a los colores "se toman pautas de la naturaleza porque su tendencia innata era que se confundieran con su hábitat".


De hecho, en su opinión, además de ‘dar vida’ a un dinosaurio, intentando ser lo más fiel posible a la realidad, es "fundamental situarlo en una escena" y recrear, así, cómo era el contexto y el ambiente que habitó, a pesar del tiempo transcurrido.

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