Torre de Ésera restaura el torreón de la antigua iglesia de San Tomás, derruida en los años setenta

Es la única pieza que se conserva del templo original, data del siglo XII y se utilizó como elemento defensivo.

Se utilizó una grúa para colocar los andamios necesarios en la restauración de la torre.
Se utilizó una grúa para colocar los andamios necesarios en la restauración de la torre.
Ángel Gayúbar

La torre de la antigua iglesia de Santo Tomás, en Torre de Ésera, núcleo que pertenece al municipio de Graus, se encuentra estos días rodeada de andamios a la espera de que comiencen los inminentes trabajos de su restauración. Las obras tienen un presupuesto de 24.143 euros y están financiados en un 70% por el Gobierno de Aragón y en el 30% por el Ayuntamiento de Graus. Está previsto que los trabajos concluyan un par de meses después de su inicio.


El proyecto de rehabilitación se centra en el cambio de la cubierta, la colocación de unos cinchos perimetrales a dos niveles, el arreglo de las grietas que presenta la fábrica de la estructura, sobre todo en la bóveda inferior y en la fachada del oeste. Además, se recolocarán los sillares y dovelas que se han movido por efecto de las acciones que ha sufrido el edificio, en gran medida por la ausencia de una estructura contigua que sujetara esta mole.


La torre se encuentra en medio del núcleo de Torre de Ésera y es el único elemento que se conserva de la antigua iglesia parroquial, derribada en la década de los setenta del pasado siglo. Según recoge la memoria de las actuaciones previstas, a pesar de su reducido tamaño, se trata de una obra de cierto interés, no tanto por sus valores puramente arquitectónicos –que no son desdeñables– como por su singular ubicación. También destacan algunas soluciones constructivas como el paso en bóveda por debajo del primer piso, que indican su posible utilización como elemento defensivo del recinto habitado original de Torre de Ésera.


La fábrica del edificio es románica y puede datarse en el siglo XII. Por su homogeneidad, parece que se ejecutó en una sola fase, tan solo modificada por adiciones posteriores en el remate y posiblemente en el interior. La desaparición de la nave de la iglesia anexa al este de esta torre obligó a situar tres potentes contrafuertes de hormigón armado para compensar la falta de contrarrestos.

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