Los 10 trabajos que no se desea tener durante una ola de calor

Las temperaturas dificultan la labor en algunos sectores y más si se tiene que utilizar un uniforme.

“Sudar la gota gorda”. Esta expresión define a la perfección el trabajo que realizan algunos aragoneses durante las continuas olas de calor que han asolado la comunidad. En estos días, en los que los termómetros rondan los 40 grados, es complicado y casi un sacrificio llevar a cabo determinadas labores productivas.


Este es el caso de los trabajadores del mundo de la construcción, que pasan todo el tiempo a la intemperie sufriendo durante 8 horas diarias las altas temperaturas. Además, deben vestir una indumentaria adecuada para no sufrir ningún tipo de percance. Botas o deportivas de gran grosor, pantalones largos y camiseta de manga corta, aunque muchos optan por una de manga larga por si tienen que llevar a cabo alguna tarea que pueda dañar sus brazos.


El sector agrario también vive una situación similar. Mañana y tarde al sol mientras siembran, aran o recogen los productos. En esta época lo sufren sobre todo los temporeros de la campaña de la fruta. Aunque este año también tocará un poco antes la de la uva. Debido a las altas temperaturas a la que se han visto expuestas las viñas, se prevé que la vendimia se puede adelantar alrededor de 15 días.


Pero no solo al aire libre se corre peligro de sufrir un golpe de calor. La estrechez de los espacios, los gruesos uniformes y la concentración de calor pueden ser determinantes para aquellos empleados que pasan la jornada entrando y saliendo de las alcantarillas, controlando las aguas de la ciudad. Y más, si tenemos en cuenta que durante los últimos días se han dado casos de alcantarillas por las que salía humo.


En una situación similar están los soldadores de los gasoductos. Estos trabajadores se encuentran en espacios todavía más pequeños, con un diámetro poco más grande que el contorno del empleado. La falta de aire acondicionado consigue que la temperatura vaya en aumento. Y crece todavía más en el momento en el que se comienza a soldar.


Quienes también reciben calor externo y no por culpa del sol son los trabajadores de la siderurgia. Los hornos en los que se derrite el hierro superan los 500 grados de temperatura. Este inconveniente unido a las altas temperaturas que se viven fuera del recinto, provoca que los horarios laborales se hagan casi interminables.


El mundo de la cocina también padece las inclemencias del tiempo, a no ser que utilicen el aire acondicionado a un buen ritmo. Cocineros, panaderos y, en especial, los asadores de pollos se ven día a día las caras con el fuego, pero cuando fuera los termómetros marcan los 40 grados, la situación se vuelve más complicada. De hecho, generalmente, cuando uno entra a un asador de pollos, el aire acondicionado es casi inexistente y la sensación de calor crece por segundos.


No obstante, los que verdaderamente se sienten como si estuvieran en el “infierno” son los que tienen que pasar su día paseando por la ciudad. Los barrenderos, con su uniforme de pantalón largo y polo, pasan horas y horas moviéndose para dejar las calles bien limpias mientras que el sol no deja de irradiar calor. Los carteros, van casa por casa, con un uniforme similar y tirando del carro, independientemente de la temperatura que haga.


Los comerciales tampoco lo llevan mucho mejor. En este caso hay dos tipos muy distintos y que "sufren" de manera diferente. Por un lado están los que se dedican a parar gente en la calle con el objetivo captar socios para las ONG. En este caso, suelen vestir pantalones cortos y camiseta de manga corta o tirantes en el caso de las mujeres.


Por el contrario, los que venden seguros o energía, tienen la obligación de ir con pantalón largo y, en algunos casos, con traje, con lo que eso supone para patear la calle. Además, en estas condiciones es bastante complicado que consigan su cometido, puesto que a pie de calle nadie quiere pasar un minuto más de lo necesario cuando los termómetros rondan los 40 grados.


Quienes sufren menos el calor, pero más impotencia deben sentir son los socorristas. Aunque pasan todo el día en bañador y con una camiseta ligera, tienen la tentación constantemente delante de sus ojos. Con calor y sin poder refrescarse con el agua de la piscina. En esta situación se encuentran los socorristas aragoneses, en especial, en la ciudad de Zaragoza, donde mayores temperaturas se han registrado. Sin embargo, cuentan con una sombrilla, que, al menos, evita que el sol les dé de manera directa.


Ante todas estas situaciones, José de las Morenas, secretario de política industrial y salud laboral de UGT, sostiene que lo mejor es extremar las medidas de precaución. “Hay que organizar los horarios para evitar estar mucho tiempo seguido expuesto al calor, utilizar una ropa adecuada para no sufrir daños y usar protección solar en el caso de que el trabajo se realice al aire libre”, puntualiza.


Asimismo, recomienda que los trabajadores de la construcción realicen jornadas intensivas, que comiencen a las 6 de la mañana y se alarguen hasta el mediodía, “para evitar las horas de mayor exposición al sol”. Una recomendación similar ofrece a los del sector agrario. “En su caso, es necesario que haya una zona con sombra, donde puedan resguardarse”, subraya.

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