La RAE, indicó su director, sigue "un criterio muy claro al respecto: no inventa las palabras ni pide a los hispanohablantes que las usen. Lo que hace es recoger aquellas que están realmente en la lengua". "Las palabras existen y, con retirarlas del Diccionario, no desaparecen". Suprimirlas, sería "una manifestación más de censura, cosa que la Academia nunca hará", subrayó.

En la próxima edición del Diccionario, cuya concepción será plenamente digital, habrá una serie de marcas que "ayuden a entender los significados" de palabras que puedan resultar ofensivas, y que figurarán, por ejemplo, en la polémica acepción de ‘gitano’ que lo identifica con ‘trapacero’ (aquel que "con astucia, falsedades y mentiras procura engañar a alguien en un asunto").

También generó problemas el término ‘autismo’, que la RAE relaciona con "una persona encerrada en su mundo, conscientemente alejada de la realidad". "Esa acepción se utiliza continuamente en prensa, radio y televisión, por lo que tiene que estar en el Diccionario", defendió Villanueva.