La ola de calor dispara los niveles de contaminación por ozono en varias zonas de Aragón

Las alertas por superar los valores recomendados se han multiplicado por doce en el último mes con respecto al mismo periodo del año pasado.

Los termómetros marcan 38º en el centro de Zaragoza el 12 de mayo de 2015
Un termómetro, al filo de los 40 grados en Zaragoza
Laura Uranga

La asfixiante ola de calor que está viviendo la península ibérica en las últimas semanas y que ha afectado especialmente a Aragón con temperaturas de récord no solo está dejando a su paso el suplicio de tener que luchar contra el alto nivel que marca el mercurio, sino que está acrecentando un problema latente que cada verano toma fuerza por el aumento de la radiación solar.


Según los datos tomados por las estaciones de medición de la red automática de control de contaminación del Gobierno de Aragón, desde el pasado 25 de junio hasta este fin de semana se han superado en un total de 49 mediciones los valores recomendados por presencia de ozono troposférico en distintas zonas de la Comunidad, gas que en la capas superiores de la atmósfera realiza una labor vital al proteger a la Tierra de las radiaciones ultravioletas, pero que en las capas más bajas puede llegar a agravar algunos problemas respiratorios y complicar especialmente la vida a los alérgicos.


Para hacerse una idea, durante el mismo periodo del año pasado, estos umbrales que indican una “mala” calidad del aire solo se habían superado en cuatro días. Es decir, se han multiplicado por doce, un crecimiento que según explican desde Ecologistas en Acción va directamente ligado con el calor y la exposición solar de las últimas semanas y que pone de manifiesto “la necesidad de tomar medidas eficaces para controlar este problema”.


El ozono (O3) se genera a partir de contaminantes primarios como pueden ser los expulsados por los vehículos -principalmente óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles- y también de forma natural. De hecho, su presencia no es nociva por sí misma, pero son algunos procesos de contaminación los que elevan sus niveles hasta términos que pueden ser perjudiciales tanto para el ser humano como para la vegetación.


A este respecto, la Unión Europea establece que para proteger la salud humana no se deben superar los 120 microgramos por metro cuadrado de ozono en medias octohorarias diarias (se hacen promedios en bloques sucesivos de 8 horas y se toma el mayor valor del día) en más de 25 días cada año, un umbral que la Organización Mundial de la Salud rebaja hasta los 100 microgramos por metro cuadrado. Además, la normativa europea también fija que si en algún momento se superan los 180 microgramos también se debe avisar a la población, aunque los ecologistas mantienen que esto “rara vez se produce” o al menos con la claridad que se debería.


No en vano, en Aragón la web encargada de proporcionar información sobre la red de seis estaciones autonómicas que miden la calidad del aire (con estaciones en Teruel, Alagón, Torrelisa, Monzón, Huesca y Bujaraloz) estuvo fuera de funcionamiento durante más de seis meses después de que el cierre de caja decretado por el anterior ejecutivo dejara sin fondos su mantenimiento. Ahora que desde hace unas semanas ha vuelto a funcionar, desde Ecologistas en Acción se vuelve a reiterar que siguen existiendo disfunciones. “En la web se recoge que tanto cuando se supere la media de 120 microgramos en ocho horas como cuando se produzcan picos de 180 la calidad del aire es declarada como 'mala', pero nosotros hemos constatado y remitido que esta información no se traslada a tiempo real”, explica Saturnino Barbé, miembro de Ecologistas en Acción.


De un modo u otro, los informes que recopila la red de estaciones a posteriori sí que recogen que los valores marcados por la Unión se han sobrepasado de forma considerable, teniendo especial incidencia en Teruel, donde tan solo durante las últimas tres semanas el ozono ha superado los valores recomendables en 18 ocasiones. Si a ello se le suma el cómputo de todo lo que va de año, el resultado es que la estación de control ubicada en Teruel capital ha superado los 120 microgramos por metro cuadrado durante 34 días hasta el pasado viernes, y 74 si se tiene en cuenta el valor más restrictivo de la OMS.Zaragoza es el mayor generador, pero se libra por las corrientes de aire


Tras Teruel, la siguiente estación que más ha rebasado el índice de ozono troposférico es Bujaraloz (con 9 ocasiones en las últimas tres semanas), Huesca y Torrelisa (7 cada una), seguidas por Alagón (5) y Monzón (3).


Unos niveles que curiosamente no se dan con tanta intensidad en el mayor foco de contaminación de la comunidad, que por nivel de tráfico y población es Zaragoza, donde el nivel máximo tomado por la red propia del Ayuntamiento apenas alcanzó los 93,6 microgramos de media en la estación situada en Las Fuentes el pasado día 30, aunque si lo que se tiene en cuenta son los niveles máximos, este mismo lunes a las cinco de la tarde la estación de control de la avenida de Soria llegó a marcar 128 microgramos, cifra que incluso se elevó hasta los 134  en algunas estaciones durante los primeros días de julio, momento en el que la capital aragonesa sufrió temperaturas máximas.


Esta paradoja que hace que los mayores focos de contaminación acaben con menores problemas de ozono es habitual, según explican los ecologistas, que señalan que “el ozono es inestable y hace que en ocasiones a la vez que se produce se destruya en una misma zona, o que sean las corrientes de aire las que trasladen la contaminación a otros lugares”.


Para fijar en buena forma donde está la problemática y poner coto a los umbrales de ozono Ecologistas en Acción lleva varios años reclamando a la DGA que realice un plan integral de mejora de la calidad del aire a nivel local, “algo que se debería haber abordado hace ya en 2013 por haber estado superando entre 2010 y 2012 los niveles recomendados”, según denuncia Barbé.


Según señalan, esto requeriría realizar unos estudios que localicen dónde se produce la contaminación, que “podría llegar en muchos casos desde fuera de la Comunidad”, y cómo se traslada, así como medir el verdadero impacto que tienen instalaciones como la central térmica de Andorra, foco al que apuntan los ecologistas como causante de buena parte del aumento de los gases, aunque confiesan que, para saberlo a ciencia cierta, “se debería desarrollar un estudio técnico que solo el Gobierno puede llevar a cabo”.

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