El sabor del Tubo, en 13 tapas

Una selección de bocados clásicos y modernos para descubrir algunas de las mejores creaciones gastronómicas de la más popular zona de tapeo de Zaragoza.

El Tubo es la zona de tapeo de Zaragoza por excelencia. Los establecimientos ubicados en las calles que rodean o atraviesan estas dos manzanas del casco histórico de la capital son lugar de peregrinaje para zaragozanos y visitantes desde hace muchos lustros. Es habitual ver a turistas españoles y extranjeros adentrarse en las estrecheces del Tubo con bastante incertidumbre sobre lo que allí pueden degustar. Los que llegan de países en los que el turismo gastronómico está más asentado llevan guías más o menos fiables para jalonar este tránsito por aromas y sabores. Y partiendo de que en cuestiones de gustos cada uno es rey y señor de su paladar, esta reseña de tapas no tiene otra aspiración que ofrecer un abanico de las posibilidades que allí se pueden encontrar.


Comenzamos este paseo por la calle del Cuatro de Agosto, entrando desde el pórtico imaginario del Plata. La primera parada nos lleva a la cocina de fusión que practica Abel Mora en el Uasabi, reputado establecimiento de cocina oriental. Es uno de los locales más modernos de la zona y desde el primer momento la clientela alaba el ‘Maki aragonés’, una creación que combina esta preparación tan japonesa y sus ingredientes (arroz, alga nori, soja y wasabi) con productos locales como la borraja, la cebolla de Fuentes y el ternasco.


La siguiente estación es otro bar reciente, La Pilara. Y una de las tapas que más ha calado es el ‘Solomillo al caramelo’, que combina sabrosos ingredientes sobre una tostada de pan: solomillo de cerdo, tiras de bacón y salsa caramelizada. La oferta es inmensa y si alguien opta por un bocadillo no debe perderse el de boquerones, tomate y bonito.


Ya metidos en la calle de la Libertad, está uno de los establecimientos con más solera, Casa Pascualillo, que acaba de cumplir 75 años. Y su tapa emblemática es la cigala de la huerta, a base de ajetes tiernos fritos. Su oferta es amplia y los fines de semana conviene degustar el jamón asado al horno. Justo enfrente, la Terraza Libertad 6.8 ofrece desde hace tres años modernas raciones y copas de madrugada. Entre todas, destacamos la ‘Brandada de bacalao gratinada sobre tosta de hogaza y aceite de perejil’. El tataki de atún es otra opción recomendable.

Las cuatro esquinas

Siguiendo por esta calle llegamos a las populares cuatro esquinas, de las que se suele decir que si no hay gente en este punto, no la hay en ninguna otra parte de Zaragoza. Aquí recomendamos las croquetas de Doña Casta (variadas y para todos los gustos) y los tacos picantes de Vinos Nicolás (de carne de ternera y especias diversas).


Justo enfrente, El Balcón del Tubo tiene una larga vitrina de especialidades, entre las que destacan las albóndigas con salsa de naranja. La calle que cruza Libertad es la de los Estébanes, donde hay establecimientos con solera. Al fondo, el imprescindible Bodegas Almau, con la mayor oferta de vinos del Tubo y con sus inexcusables anchoas con olivas. Al lado está La Ternaska, con la carne de este cordero como bandera. Aquí hay que probar las ‘Patatas sherry’ para chuparse los dedos antes de recalar, justo enfrente, en El Hormiguero Azul, especializado en pescados y mariscos, con sus sabrosas anchoas al Orio.


Al otro lado de las cuatro esquinas, están La Miguería, que tiene decenas de platos con esta especialidad (hay que probar la ‘Mil hojas’, que lleva huevo, verduras y brocheta de fruta), y Algo Más, otro local que cuida mucho el vino y en el que destaca su morcilla con foie rebozada de sésamo. El recorrido termina en Bal d’Onsera (calle del Blasón Aragonés,) donde la exquisitez de su cocina se concreta en raciones como el ‘Huevo con migas’.

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