El encierro más rápido a pesar de las caídas y los tropezones

Los Garcigrande dejan dos heridos por asta de toro en la penúltima carrera.

Uno de los toros engancha a un joven de la camiseta.
Uno de los toros engancha a un joven de la camiseta.
Villar lópez/efe

Atrás quedaron los tiempos en los que raro era el encierro que bajaba de los tres minutos de duración. La capa antideslizante que se aplica en el suelo días antes de que comiencen las fiestas en Pamplona y un comportamiento más cívico de los corredores hacia los toros han hecho que ahora sea raro el encierro que pasa de los dos minutos y medio. De hecho, ayer, los Garcigrande protagonizaron el encierro más rápido en lo que va de sanfermines a pesar de que han sido numerosas las caídas, incluso de los toros. Dos minutos y 12 segundos tardaron los astados en completar el recorrido.


Pese a la velocidad, o tal vez debido a ella, el séptimo encierro se saldó con dos heridos por asta de toro. Fueron J.E.S., de Calahorra (La Rioja) y 22 años, que fue empitonado en la pierna al comienzo de la calle Estafeta. Al final de la misma, fue cogido B.D.C., valenciano de 32 años, quien sufrió un herida por asta de toro en la zona toracoabdominal.


La primera mitad del encierro fue vertiginoso, con una manada estirada pero sin romperse. Dirigidos por un manso, los toros lanzaron alguna mirada a los lados pero se mantuvieron en línea recta, sin distraerse. En la Cuesta de Santo Domingo tuvo que ser trasladado un joven navarro, X.P.C., de 18 años y vecino de Lizoain, que sufrió una contusión en la rodilla.


Los tres varones fueron llevados al Complejo Hospitalario de Navarra. El más joven, que entó con pronóstico leve, recibió el alta médica ayer por la tarde.

Peligro en Estafeta

Fue a partir de la curva de la Estafeta cuando, al perder los toros algo de velocidad fruto del cansancio, se concentraron más corredores, muchos para ser un lunes, y llegaron las caídas y tropezones.


De hecho, en mitad de la calle Estafeta varios mozos se cayeron delante de los toros, lo que hizo que varios de éstos también se cayeran. Fue en este tramo cuando se vivió uno de los momentos de mayor peligro de la carrera. Uno de los bureles barrió con sus cuernos a varios de los mozos que se habían refugiado contra la pared.


En este punto, un toro colorado tomó la cabeza de la manada, posición que ya no dejó en el resto del encierro, mientras que a pocos metros corría solo un toro negro, seguido a cierta distancia por el resto de la corrida, bien agrupada por los mansos.


Ya casi al final de la Estafeta se produjo otro de los momentos de mayor tensión, al formarse un pequeño montón en el centro de la calle, con varios mozos, sobre quienes cayeron uno de los astados.


Entre caídas y caídas, los toros fueron turnándose al frente de la manada, pero sin que ninguno de ellos se quedara rezagado o solo. Incluso en el tramo final fueron dos los toros que se adelantaron al resto de sus hermanos.


Sin problemas y a gran velocidad, los de Garcigrande realizaron el final del recorrido por Telefónica y el callejón, sin aparentes incidencias, con lo que la entrada a la plaza la hicieron escalonada pero sin interrupciones, al igual que el acceso a chiqueros.


Por la tarde, los seis astados de la ganadería salmantina de Garcigrande fueron lidiados por los diestros Juan José Padilla, el Juli y Miguel Ángel Perera.


Una vez pasada esta carrera ya solo queda la última y, en muchos casos, la más esperada, la de los Miura, que hoy cerrarán la edición de este año de los encierros de San Fermín y serán lidiados a la tarde por los diestros Manuel Escribano, Luis Bolívar y Salvador Cortés.

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