Un libro revela la pequeña y gran historia del reloj gótico encontrado en Pozuelo

"Pasará un tiempo hasta que nos demos cuenta de la importancia que tiene", asegura el historiador Jesús Criado.

La esfera del reloj, con el color que tuvo originalmente.
La esfera del reloj, con el color que tuvo originalmente.

El reloj ‘de Pozuelo’ (donde se conservaba) se ha convertido en el reloj ‘de Veruela’ (de donde procedía). Un libro recién publicado por la Institución Fernando el Católico adopta esta denominación y saca a la luz todos los datos que una docena de especialistas, coordinados por Jesús Criado y Juan José Borque, han podido averiguar sobre la pieza.


"Cuando me comentaron el descubrimiento (la tabla con el indicador horario del reloj servía de soporte a un lienzo con una pintura que representa a San Antonio Abad) me pareció un hallazgo fascinante, porque en España no se conserva ningún reloj de esa época, y un apasionante reto científico", apunta Jesús Criado Mainar. Él, junto a Juan José Borque, planteó la necesidad de publicar un libro que analizara la pieza, y la Institución Fernando el Católico recogió el guante. El resultado es ‘El Relox viejo de Veruela. Un testimonio de la relojería mecánica bajomedieval’, que acaba de ver la luz.


"Ha habido que buscar mucha documentación y bibliografía sobre relojería medieval –añade–. Ha sido un trabajo ingente, pero hemos contado con la ayuda de Víctor Pérez Álvarez, un especialista que está realizando su tesis doctoral sobre los relojes mecánicos medievales en la Corona de Castilla".


La propia tabla del reloj daba pistas clave. En ella se dispone un gran sol central, inscrito en un anillo con dos series de doce horas en numerales romanos, con los signos del ‘Tetramorfos’ (cuatro evangelistas) en las esquinas. En la parte superior está el escudo de Aragón y en la inferior otro, que se presenta bajo un báculo abacial. Esto indica que el reloj fue financiado por una autoridad eclesiástica influyente. En la sala capitular del monasterio de Veruela existe una lauda sepulcral con el mismo escudo tallado en piedra. Así pues, un abad del monasterio encargó el reloj. Estudiando el escudo con detalle, se llegó a la conclusión de que se trataba de Gonzalo Fernández de Heredia y Bardají, abad del monasterio enre 1475/76 y 1479.


Nacido en Mora de Rubielos, era descendiente de Juan Fernández de Heredia, y "casi con toda seguridad no llegó a residir en el monasterio, porque fue enviado a Roma. Pero eso no impidió que quisiera hacer un regalo de calidad al monasterio, y fue el reloj".


Una máquina de la que se ha salvado el indicador horario pero se ha perdido casi todo lo demás. En el libro, María Ángeles Serrano publica una imagen de la tabla en la que ha restituido infográficamente los colores que tuvo originalmente. Y Juan José Borque publica otra en la que propone su posible ubicación: en la iglesia del monasterio, junto a al escalera de acceso al dormitorio.


"Que sepamos, el reloj estuvo en uso desde los años 70 del siglo XV hasta 1548, que fue cuando se retiró y se desmontó la escalera de piedra. Por suerte, en lugar de echar la tabla al fuego, se utilizó de soporte para un cuadro. La maquinaria, como era costumbre en la época, se entregaría al artesano que hizo el reloj de la torre de San Miguel", asegura Criado. Y concluye: "Pasará un tiempo hasta que nos demos cuenta de la importancia que tiene una pieza como ésta".

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