La cosecha de cereal en Aragón no será tan desastrosa como el sector temía en mayo

El intenso calor y la falta de lluvias dieron al traste con las buenas expectativas, pero finalmente podría lograrse una producción media.

La campaña de cereal de invierno está siendo cuando menos extraña para el sector aragonés. Comenzó con tan buenas expectativas que el sector agrario ya echaba cuentas de una producción récord, incluso superior a la de 2013, que ya fue considerada como histórica. Pero llegó mayo con sus elevadas temperaturas y sin rastro de lluvias y los cerealistas de secano se temieron lo peor. Los cultivos habían madurado con excesiva rapidez y se temió que el proceso de formación del grano se hubiera asurado tanto que llegó a hablarse de pérdidas de hasta el 80% en algunas producciones.


Sin embargo, y para sorpresa de los agricultores, las pérdidas no serán tantas. "No es la espectacular cosecha que esperábamos en otoño, pero tampoco el desastre que se previó en mayo", reconoció ayer Fernando Luna, presidente de Asaja-Huesca, que explicó que esta campaña podría cerrarse con una producción media en Aragón, cifra que ronda los 1,3 millones de toneladas. Hay, sin embargo un matiz, dice Luna. En el caso de Huesca, al menos, este año no se están dando los extras de producción que se daban en el norte respecto al sur y los rendimientos están siendo similares en una zona y otra.


Varios son los motivos que explican que la situación actual, con la campaña ya muy avanzada, sea mejor que la prevista en mayo. Ha influido la fecha de siembra y también la práctica agraria utilizada en esta labor. "Nos han sorprendido gratamente los resultados de la siembra directa, ya que esta técnica hace que el suelo retenga mejor el agua", detalla Luna. También ha sido decisivo el comportamiento de las variedades de ciclo corto, que ya habían madurado cuando las temperaturas se dispararon hasta los 40 grados a mediados del pasado mes, por lo que sufrieron menos con los intensos calores.


"La sorpresa es grata, no es cosechón pero tampoco es un desastre", señaló igualmente el secretario general de UAGA, José Manuel Penella, que advirtió sin embargo que ahora habrá que esperar a ver cómo se comporta el cereal que ahora se comienza a recoger en las zonas más tardías como las de Teruel. En cualquier caso, Penella recordó que las negativas previsiones realizadas en mayo respondieron a la existencia de muchos indicios que parecían indicar que las pérdidas serían mucho más elevadas de lo que finalmente han sido.


Ahora, hay que esperar qué pasará con el trigo, pero al menos, insistió Penella, las cebadas han logrado salvar los muebles. La peor parte se la han llevado los guisante para pienso, un cultivo que comenzaba a ampliar su presencia en Aragón impulsado por las exigencias de la nueva PAC y por las características de este cultivo como rápido regenerador de la tierra.

A toda máquina

A pesar de tan "agradable sorpresa", como la calificó el representante de UAGA, los agricultores se han encontrado estos días con una nueva dificultad. Las intensas lluvias de la pasada semana obligaron a paralizar la cosecha y encerrar las máquinas en los almacenes. Ahora que las cosechadoras vuelven a poder entrar en los campos tienen que hacerlo a toda máquina "porque se están juntando la recolección de las zonas tempranas con aquellas que son más tardías", reconocieron ambos representantes sindicales.


La situación está provocando, destacaron, que muchas empresas de servicios que trabajan en otras comunidades tengan problemas para cumplir sus compromisos. "Se están solapando las tareas que aún les quedan por terminar aquí con los contratos que tenían en comunidades como Navarra o La Rioja", explicó el presidente de Asaja-Huesca.


El parón provocado por las lluvias también ha retrasado más de lo aconsejable la siembra de las segundas cosechas, que debería estar terminada antes del día 20 de junio.

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