El rápido sexto encierro, un regalo para los aficionados

Solo hubo un herido con los toros del Conde de la Maza.

El encierro de ayer estuvo muy concurrido por ser festivo.
El encierro de ayer estuvo muy concurrido por ser festivo.
susana vera/reuters

La Casa de Misericordia de Pamplona volvió a arriesgarse programando para el domingo una ganadería prácticamente desconocida en las calles –solo participó en los sanfermines hace más de 30 años– en un día de asistencia masiva de corredores. Al contrario de lo que sucedió en la víspera, la apuesta salió bien y los toros del Conde de la Maza protagonizaron un encierro que resultó un auténtico regalo para los miles de aficionados que se echaron a las calles de Pamplona.


Con una manada dividida en dos mitades desde el comienzo y un ritmo llevadero –duró 2 minutos y 26 segundos– la carrera permitió lucirse a los mozos, no ya solo en la tradicional calle de Estafeta, sino a lo largo de todo el recorrido.


No faltó la tensión. La sola presencia de unos animales con poderosos cornamentas ya infunde respeto. Pero ayer, además, los astados corrieron mirando constantemente a los lados. Pero salió a relucir la nobleza de los toros y en ningún momento derrotaron o se distrajeron con los corredores que tenían alrededor. Tan solo hubo un trasladado a los centros hospitalarios, un joven ovetense de 22 años que sufrió una luxación de hombro que se estabilizó inmediatamente, lo que permitió darle el alta ayer mismo.

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