La liberación de Iker

El portero deja el Real Madrid sin apenas perdonar dinero y sin comparecer junto a Florentino Pérez ante el público.
El club blanco se concentra en De Gea mientras negocia la salida de Navas.

Casillas, en un entrenamiento del Real Madrid.
Casillas, en un entrenamiento del Real Madrid.
christof stache/afp

Hace un lustro, cuando Iker Casillas acababa de conquistar el Mundial de Sudáfrica con España, nadie podría imaginarse que el guardameta más laureado de la historia dejaría el Real Madrid enfrentado a su presidente, abucheado por buena parte de la afición y con destino al Oporto, un clásico de la Champions pero ni de lejos un equipo ‘top’ de Europa. Sin embargo, ahora la marcha del mostoleño representa una liberación para él y para el club blanco, sobre todo porque las dos partes no han gestionado bien un problema que se les enquistó y pudieron resolver cuando en 2014 Iker levantó la Décima en Lisboa. Entonces, nadie dio un paso al frente y el matrimonio aguantó por rutina. Pero el divorcio estaba cantado.


Tras muchos tiras y aflojas que en las últimas horas amenazaron incluso con echar por tierra la operación, Casillas se marcha al fútbol portugués sin perdonarle prácticamente nada al Real Madrid y sin querer despedirse en un acto multitudinario en el Palco del Bernabéu junto al presidente Florentino Pérez. Tras las críticas recibidas por las salidas en falso de otros iconos del madridismo como Raúl, Fernando Hierro y en menor medida Guti, el club deseaba un adiós más pomposo y mejor organizado. Pero el portero entiende que la cúpula del club no le ha apoyado en los últimos años y le ha mostrado la puerta de salida. Por eso no quiere abrazos ni sonrisas falsas; prefiere despedirse en una rueda de prensa que tendrá lugar este fin de semana y a la que asistirá buena parte de la plantilla. Previsiblemente el lunes, se incorporará a la concentración de su nuevo equipo en Holanda, ya a las órdenes del técnico guipuzcoano Julen Lopetegui.


Ya con el tiempo, Casillas sí podría recibir un homenaje de la afición en el Trofeo Santiago Bernabéu, que se disputará entre el 14 y el 16 de agosto, y que podría medir al Real Madrid y al Oporto, aunque los lusos tienen el problema de que abren su liga el 16 de agosto ante el Vitoria de Guimaraens. Si al final ambas entidades acuerdan una fecha, Iker podría saludar a la afición igual que hizo Raúl en 2013, con mucho retraso, aunque más vale tarde que nunca.


Entre unas cosas y otras, Casillas recibirá 15 millones brutos durante sus dos campañas que firmará en el Oporto. Algunas fuentes aseguran que ha renunciado al tercer año de contrato, pero esa información tiene trampa, ya que el vínculo sólo estaba garantizado si disputaba un mínimo de 30 partidos el curso anterior. Su adiós estaba casi sellado desde el miércoles, pero se torció en la tarde del jueves por dos problemas. Primero, el asunto de la fiscalidad. Si todo su salario se lo abonase oficialmente el Oporto, tendría que tributar al 56%. Pero si le sigue pagando el Madrid, declararía a Hacienda como "un trabajador con residencia no habitual" en Portugal, y el portero tributaría al 20%. Al final, Florentino Pérez y y el director general del club, José Ángel Sánchez, tuvieron que dar su brazo a torcer.

Más movimiento en la portería

La segunda dificultad surgió con las comisiones que exigían tanto Carlos Cutropía, representante de Iker, como el intermediario Santos Márquez, y el agente Carlos Bucero, que en su día trabajó para el club blanco. Pese a la bronca de una operación mal desarrollada, el alumbramiento tenía que llegar. El Real Madrid no se podría permitir que el mundo viera a Iker pasando este viernes el reconocimiento médico en Valdebebas y subiéndose el domingo en un avión para incorporarse a la gira por Australia y Asia, ni el portero ver más dañada una imagen de pesetero. Presente en la charla que dio el jueves Rafa Benítez a la plantilla en Valdebebas, Iker acudió al día siguiente a la ciudad deportiva pero se marchó poco después para ultimar las negociaciones con el Oporto.


Solventado el asunto de Casillas, el Real Madrid quiere desbloquear la situación con el Manchester United y poder presentar a David De Gea cuanto antes. El coste no bajará de los 30 millones, aunque Keylor Navas, muy del agrado de Louis Van Gaal, técnico de los ‘diablos rojos’, podría facilitar uno de los grandes movimientos del verano. El costarricense está lesionado en el tendón de Aquiles, posee contrato hasta 2020, pero no quiere volver a vivir la misma situación del curso pasado. Mientras tanto, algunas fuentes dan por hecho ya el acuerdo con el españolista Kiko Casilla, concentrado con su equipo en el Valle de Arán. Repescar al internacional no bajaría de 6 millones, aunque el Madrid sólo ofrecía, en un principio, la mitad.

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