Solemnidad en palacio a 30 grados

?Medio millar de invitados, entre políticos y representantes de la sociedad, asistieron a la toma de posesión de Lambán, en la que el sofocante calor fue el otro protagonista.

Largas filas para felicitar al presidente. Los invitados tuvieron que esperar unos minutos hasta conseguir hablar con el nuevo jefe de la DGA.
Largas filas para felicitar al presidente. Los invitados tuvieron que esperar unos minutos hasta conseguir hablar con el nuevo jefe de la DGA.
josé miguel marco

Con permiso de Javier Lambán y de Pedro Sánchez –el líder de los socialistas repartió casi tantos saludos como el nuevo presidente aragonés–, el gran protagonista en la Aljafería fue ayer el calor. Los alrededor de 500 invitados que acudieron a la solemne toma de posesión tuvieron que soportar una temperatura que a media mañana ya rondaba en Zaragoza los 30 grados.


Al menos el acto, celebrado en el patio de Santa Isabel, fue más breve que en otras ocasiones y en poco más de 20 minutos el himno de Aragón puso el broche final tras los discursos. Llegó entonces el momento de que los presentes felicitaran al presidente y departieran en los habituales corrillos, en los que se mezclaron, además de autoridades y altos cargos institucionales, representantes de la universidad, los agentes económicos y sociales, del mundo de la cultura, así como responsables del Ejército, entre otros ámbitos de la sociedad aragonesa.


Entre las autoridades, no faltaron Rudi y su gabinete al completo, así como el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente; el delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde... El expresidente y actual senador Marcelino Iglesias se reencontró con algunos de sus antiguos consejeros como Gonzalo Arguilé y Eduardo Bandrés. Coincidieron con los miembros del nuevo gobierno –solo faltó Marta Gastón–. Y a la lista de ex hay que sumar a los que fueran presidentes preautonómicos Juan Antonio Bolea y Gaspar Castellano.


Igualmente siguieron con atención el acto los alcaldes de Zaragoza y Huesca, Pedro Santisteve y Luis Felipe, así como concejales de ambas corporaciones, el senador y juez Juan Alberto Belloch o los presidentes de la DPZ y DPH, los socialistas Juan Antonio Sánchez Quero y Miguel Gracia.


De la plana mayor del PSOE asistieron Sánchez y su número dos, César Luena; el exvicepresidente del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba; la responsable federal de Administraciones Públicas, Susana Sumelzo, y el líder de los socialistas catalanes, Miguel Iceta.


Del resto de partidos se vio al secretario del PP-Aragón y senador Octavio López; al líder de Podemos, Pablo Echenique, y a varios de sus diputados; al presidente del PAR, Arturo Aliaga; a Javier Martínez (Ciudadanos), a Gregorio Briz, de CHA, y a Patricia Luquin y Álvaro Sanz, de IU.


La delegación de la Universidad de Zaragoza estuvo encabezada por el rector, Manuel López, y bien nutrida por los catedráticos Guillermo Fatás, Agustín Sánchez Vidal y Juan José Badiola. A este último se le vio charlando amigablemente con Pedro Sánchez.


Mientras, el presidente del TSJA, Manuel Bellido, hablaba con el ya exconsejero Francisco Bono. Muy cerca hacía lo propio el vicepresidente de HERALDO, Fernando de Yarza, hacía lo propio con Alfonso Soláns, de Pikolin. Los presidentes de la patronal, Fernando Callizo; de la Cámara de Zaragoza, Manuel Teruel; de CEOE-Zaragoza, Ricardo Mur, y de las empresas familiares, Fernando Lacasa, no faltaron a la cita.


Por UGT estuvo su secretario regional, Daniel Alastuey, y por UAGA, José Manuel Penella. Igualmente, Víctor Viñuales, de Ecología y Desarrollo, y Francisco Barreña, de Cruz Roja, fueron algunos de los representantes de entidades sociales que arroparon a Lambán. No lo hizo, en cambio, ninguna autoridad eclesiástica y solo el ejeano Ángel Pérez Pueyo, obispo de Barbastro, se excusó.


El mundo cultural, especialmente valorado por Lambán, estuvo representado por sus paisanos de Tako (Mariano Gil y Nacho Jiménez) y Daniel Sancet e Isabel Marco, de Insolenzia, además de los cineastas Gaizka Urresti y Vicky Calavia.


El calor provocó que los corrillos se disolvieran rápidamente y muchos optaron por buscar "un sitio con sombra y cerveza". Las encontraron en las terraza próximas a la Aljafería.

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