La salida al laberinto económico es la Primera

Aunque la venta colectiva de derechos de televisión mejore algo los ingresos del Real Zaragoza en Segunda, su viabilidad económica pasa por ascender.

Fernando Rodrigo, en primer término, junto a Christian Lapetra y Fernando Sainz de Varanda.
Fernando Rodrigo, en primer término, junto a Christian Lapetra y Fernando Sainz de Varanda.
J. M. MARCO

Fernando Rodrigo, consejero del Real Zaragoza que atiende más directamente el área económica del club, lo ha dicho de manera muy gráfica: "Teníamos dos balas en la recámara. Ahora, sólo nos queda una".


La primera de esas balas fue la pasada promoción de ascenso a Primera, una opción deportiva con la que -en verdad- nadie contaba; pero que se presentó.


Allí pudo resolver el conjunto aragonés gran parte de los dilemas societarios que le acechan como sociedad anónima deportiva. Sin embargo, sobraron siete minutos del último enfrentamiento librado contra Las Palmas.


La segunda bala a la que hace referencia Fernando Rodrigo la constituye la temporada que arrancará próximamente. Si el Real Zaragoza logra subir a la élite del fútbol español a finales del mes de mayo de 2016 o en junio de dicho año, entrará en una zona de seguridad financiera, en un espacio en el que se hace claramente viable desde el punto de vista económico.


En Primera División, el club aragonés genera suficientes recursos como para atender todas sus obligaciones: las que se derivan del convenio con la Agencia Tributaria, las que nacen del convenio del concurso de acreedores (por último año en suspenso) y las que parten de la contratación de jugadores.


Por este motivo, al margen de las razones históricas, de prestigio o de dignidad deportiva, el gran objetivo de la temporada 2015/2016 ya está fijado de manea muy nítida: regresar a Primera División, sin atravesar, si es posible, por otra fase de promoción. La meta es más alta. Está ubicada en los puestos de ascenso directo.


Otro tipo de situación complicaría de forma notable el escenario económico-jurídico de la sociedad anónima deportiva.


A partir del verano de 2016, dejará de tener vigencia la cláusula suspensiva de cumplimiento del convenio de acreedores, una disposición de la que no se habla con frecuencia; pero que viene operando desde hace dos temporadas como uno de los grandes salvavidas del momento.


En cuanto deje de surtir efectos, las obligaciones de pago a los acreedores ordinarios del concurso sumarán 8 millones de euros -en términos redondos- por temporada durante ocho ejercicios. Como a nadie escapa, esta cifra es imposible de asumir para la economía que el Real Zaragoza dispone en Segunda, habida cuenta de que sus ingresos corrientes se mueven, precisamente, en torno a la antedicha cantidad. Por el contrario, en Primera División, los flujos financieros del club lo hacen perfectamente sostenible. Sus ingresos se estiman en unos 40 millones de euros, en un cálculo prudente.

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