Héroes por tierra y aire

Los medios aéreos son esenciales para frenar los grandes incendios, pero sin las cuadrillas terrestres sería imposible apagar del todo el fuego.

Oficialmente, ayer amaneció a las 6.34. Apenas una hora después, se puso en marcha el fuerte despliegue de helicópteros e hidroaviones con el que los responsables del operativo de extinción confiaban en poder detener el avance del incendio después de una noche en la que poco se había podido hacer.


Durante toda la jornada, hasta que volvió a ponerse el sol, 26 aeronaves del Gobierno de Aragón, el Ministerio de Medio Ambiente y otras comunidades autónomas hicieron cientos de viajes por los cielos cincovilleses realizando trabajos de coordinación, transporte de brigadistas y, sobre todo, acarreo de agua. En cada trayecto, los helicópteros suelen echar 1.500 litros y los hidroaviones, hasta 5.300. Por eso solo con ellos se puede intentar sofocar las grandes llamaradas.


"Cuando el fuego avanza con mucha fuerza ni podemos ni debemos acercarnos. Nosotros actuamos cuando los medios aéreos lo han debilitado para intentar rematarlo", explicó el agente de protección de la naturaleza (APN) que ayer mandaba la helitransportada de Peñalba, una de las 21 cuadrillas que están actuando desde tierra.


Los brigadistas del Gobierno de Aragón y de las tres BRIF que envió el Ministerio pelearon sin descanso contra las llamas soportando temperaturas muy superiores a los 40 grados –a la ola de calor se sumó el efecto de las llamas– con el equipo a cuestas y muchas veces subiendo por laderas escarpadas.


"En uno fuego así podemos llegar a perder cinco kilos... y eso que bebemos 12 o 14 litros de agua fácil", destacó el APN de la helitransportada de Ejea, la primera que llegó a la zona tras el aviso del incendio. "Tardamos apenas un cuarto de ahora, lo que nos costó equiparnos y llegar en el helicóptero, pero cuando llegamos al campo agrícola ya no se podía hacer nada, el fuego se había salido y estaba fuera de control", relató.


Otra de las cuadrillas helitransportadas, la de Brea de Aragón, aterrizó en las Cinco Villas hacia las 17.15 del sábado. Tras siete horas de lucha sin pausa, a medianoche se retiró a descansar a Luesia. "Hemos dormido en una casa rural porque la gente se ha portado de maravilla, pero lo normal es que durmamos en el monte", explicó uno de sus brigadistas. Ayer a las 9.00, este grupo estaba otra vez en pie protegiendo el casco urbano de Orés, y a media mañana fue transportado en helicóptero hasta la zona del pico El Fragal, donde le encomendaron ayudar a apagar un foco que se había reavivado. "Por ahora no podemos acercarnos al fuego porque ha cogido mucha fuerza, a ver si más tarde podemos atacarlo por detrás", comentaban.


En esa misma zona, los brigadistas de Brea se encontraron con una cuadrilla de la Generalitat valenciana llegada desde Castellón y también con los de Peñalba, que habían subido desde Orés monte a través apagando pequeños focos de fuego. "Al final hemos tenido que correr porque un nuevo frente se nos ha acercado con mucha fuerza... en los incendios hay que tener ojos en la nuca", contaron.


En lo alto de El Fragal, durante un pequeño descanso y con los bocadillos que les acercaron los voluntarios de Protección Civil, los miembros de estas tres cuadrillas explicaron lo que se siente durante un gran incendio forestal: "rabia" y "mucha impotencia". Además, criticaron que el Gobierno de Aragón no haga más labores de prevención en invierno. "Es una vergüenza que las cuadrillas terrestres estén haciendo clareos en verano", denunciaron.

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