A 42 grados sin comer ni beber: el Ramadán de los temporeros

Este año el Ramadán coincide con la época de recogida de la cereza y una fuerte ola de calor.

La mezquita de La Almunia organiza una comida diaria para los temporeros
La mezquita de La Almunia organiza una comida diaria para los temporeros
Asociación Islámica de La Almunia

El Ramadán es el mayor esfuerzo que hacen los musulmanes a lo largo del año. Durante un mes no pueden comer ni beber nada mientras luzca el sol. La fecha de celebración se fija siempre en función del calendario lunar y este año el mes del ayuno ha coincidido de pleno con el mes de mayor trabajo para los temporeros aragoneses, la época con los días más largos y una de las mayores olas de calor registradas en los últimos años.


Las asociaciones de empresarios calculan que en torno a un 40% de los temporeros que trabajan en Aragón proceden de países de tradición musulmana. Los practicantes de esta religión no pueden comer ni beber nada, ni siquiera agua, entre el alba y el anochecer. En unas semanas en las que el sol sale a las 6.34 y se pone a las 21.41, el Ramadán supone 15 horas seguidas sin poder saciar la sed a temperaturas que superan a menudo los 40 grados.


Como muchos temporeros duermen en casetas de campo en el entorno de La Almunia de Doña Godina, el municipio cuenta desde años con un servicio de ducha para ellos. Dos argelinos que esperaban este viernes su turno a la ducha reconocían a Heraldo.es que notan "mucho cansancio y sed" por el ayuno y explicaban que tenían que "forzarse para aguantar" el trabajo al sol. Según cuentan, su jefe les paga 4,5 euros netos la hora a uno y 5 euros al otro y no han tenido la opción de hacer jornada continua durante la ola de calor.


El enfermo, el viajero, la mujer embarazada, el anciano y el niño están exentos de hacer ayuno durante el mes del Ramadán. No así el adulto trabajador, sea cual sea su sector. Abderrahmen Ben Chaabane, presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de Aragón, asegura que un musulmán no puede hacer distinciones entre religión y vida cotidiana "porque el islam implica vivirlo" y por eso defiende el esfuerzo que deben hacer los trabajadores durante el ayuno, aunque reconoce que este es uno de los años más duros por las altas temperaturas. También es consciente de que, como consecuencia de la crisis, quien tenga trabajo no se va a arriesgar a pedir reducciones de jornada o cambios de horarios para sobrellevar mejor el ayuno: "Todas las circunstancias se juntan para pedirnos un esfuerzo mayor ".


Aún así, el islam estipula que si un día un creyente se salta el ayuno por necesidad, podrá recuperarlo otro día durante el año porque lo fundamental es no dañar el cuerpo ni poner en riesgo la salud, tal y como expone Mohamed Mastour, el presidente de la Asociación Islámica de La Almunia de Doña Godina.

Flexibilidad horaria

Agustín Sánchez, gerente de la Asociación de Empresarios Agrícolas de la Margen Derecha del Ebro, asegura por su parte que este año sí se han registrado casos de empresas que optan por la jornada intensiva para evitar los golpes de calor en sus trabajadores. "Las temperaturas de este año son anormales y los árboles no dan sombra porque están clareados para que la fruta crezca así que no hay apenas protección", explica Sánchez. Por eso, algunas empresas han cambiado sus horarios estos días y trabajan de 6.00 a 13.00 o de 7.00 a 14.00. "Lo normal en el campo son jornadas partidas pero este calor es malo tanto para el trabajador como para la fruta porque si le ha dado mucho el sol sufre más y se marcan los dedos". Además, recalca que otros empresarios han ofrecido a los temporeros retomar la jornada por la tarde, a partir de las 18.00, para evitar las horas centrales y más calurosas del día.


Desde la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón en Caspe confirman la tendencia a reducir jornadas y el número de horas laborales durante el Ramadán por miedo a que los empleados se deshidraten o desplomen. "Si se marean y se caen de la escalera es un accidente de trabajo y los empresarios quieren evitar esas situaciones", comentan desde la sede del organismo en Caspe.

Reticencias de los empresarios

Otras fuentes, sin embargo, cuentan historias similares a las de los dos argelinos que hacían cola este viernes para ducharse. Ellos no han oído hablar de flexibilidad empresarial, jornada intensiva ni reducción de horas. "Hay patrones que no cogen a musulmanes o que les preguntan si practican el Ramadán y si responden que sí no les cogen", apunta un tunecino. Un marroquí asegura a su lado que hay jefes que obligan al trabajador a beber agua en su presencia. "Si bebes puedes entrar en la cuadrilla y si no no".

300 temporeros en casetas

Los musulmanes suelen celebrar el fin del ayuno diario con una comida familiar al anochecer. En el entorno de La Almunia hay estos días más de 300 temporeros durmiendo en unas 60 casetas de campo abandonadas, según cálculos de los trabajadores de la zona. Los dos argelinos forman parte de este grupo y comparten caseta con otras cuatro personas de su religión.


Allí duermen en colchones tirados en el suelo y rompen cada día el ayuno cuando se pone el sol con la comida que preparan en un hornillo. La asociación islámica del municipio es consciente de esta realidad y por eso durante el mes del Ramadán ofrece en la mezquita una comida solidaria al anochecer.


Durante el año, esta mezquita recibe cada viernes a unas 200 personas, pero en la época de la recogida de fruta esta cifra se duplica y rozan los 400 fieles. "Muchos no tienen donde cocinar ni tiempo para preparar la comida porque durante la recogida de la cereza trabajan diez horas diarias. Por eso ofrecemos esta comida y aseguramos el alimento a unas 70 personas cada día", justifica el presidente de la asociación.

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