La DOP Calatayud celebra sus 25 años con la campaña 'Viñedo extremo'

En la última temporada ha producido casi 7,3 millones de botellas de vino, un 85% de las cuales se han exportado.

José Félix Lajusticia y Luis Miguel Albarrán, ayer, en Zaragoza.
José Félix Lajusticia y Luis Miguel Albarrán, ayer, en Zaragoza.
josé miguel marco

‘Viñedo extremo. Vino de altura’ es el lema de la campaña de promoción con la que la Denominación de Origen Protegida (DOP) de Calatayud celebra sus 25 años de existencia. La más joven de las denominaciones vinícolas aragonesas juega con los significados para sugerir una experiencia excitante y de categoría, y al mismo tiempo subrayar lo que son las señas de identidad de su territorio, que debido a la altitud posee unas condiciones climáticas de gran oscilación térmica que dan un carácter peculiar a los caldos.


José Félix Lajusticia, presidente de la DOP Calayatud, aseguraba ayer en la presentación de la campaña en Zaragoza (próximamente se hará en Madrid y Barcelona) que si algo ha marcado la labor de la denominación en su cuarto de siglo de historia ha sido "el don de la calidad".

Cuestión de precio

Lajusticia recordó cómo, antes de la existencia de la DOP, la comarca producía sobre todo vino para vender a granel y en gran medida blanco, algo que ha cambiado radicalmente. La producción se ha reducido sustancialmente (de los 164.474 hectolitros de 1989 se ha pasado en 2014 a 78.015), se embotella en su totalidad, es mayoritariamente de tinto de garnacha (el blanco, basado sobre todo en la varieda macabeo, apenas supone un 8% del total) y no solo ha logrado exportarse con éxito a sitios tan distantes como EE. UU. o Japón, sino que además ha conseguido premios y que prestigiosos críticos hayan destacado la "excelente relación calidad precio" de estos vinos.


Pero, paradójicamente, ser asequible no es necesariamente una ventaja competitiva, comentaba ayer Lajusticia, que marcaba precisamente como uno de los retos la subida de la ‘cotización’ de la botella, pues "algunos consumidores no lo compran porque es de precio bajo".

Anuncios, catas y concursos

Mejorar la comercialización de sus caldos en el mercado regional es el objetivo de la campaña ‘Vino extremo. Vino de altura’, que ayer incluyó una cata privada para 200 invitados en Aura, en la que además se presentó el libro editado con motivo del aniversario de la DOPpor el Gobierno de Aragón, que ha coordinado José Juan Verón y contiene fotos, artículos y datos relativos a la misma. Al acto acudió el montañero Carlos Pauner y hubo también una actuación a cargo de Artea Teatro.


La campaña incluye también la inserción en Aragón TV y en redes sociales de un anuncio de 25 segundos realizado por Wab Studio y Entropy, además de dos concursos de fotografía con perfiles muy distintos, aunque en ambos casos se exige que las imágenes hayan sido tomadas en alguno de los 46 municipios que forman parte de la DOP.


Uno de ellos es un certamen de fotografía antigua encaminado a crear un archivo de imágenes históricas relacionadas con la DOP Calayatud, que para competir se pueden presentar en soporte digital o en papel. El otro concurso, de ‘fotografía extrema’, busca instantáneas en soporte digital que "plasmen las condiciones en las que nuestros viñedos sobreviven bajo el rigor de nuestra climatología, con inviernos muy fríos y veranos calurosos". El plazo de presentación para ambos concluirá el 20 de enero de 2016 y la entrega de premios se hará en febrero. Las bases completas se pueden consultar en la web www.docalatayud.com.


LA DOP Calatayud agrupa a 16 bodegas –algunas con medio siglos a sus espaldas, como San Gregorio o Munébrega, y otras jóvenes, como Augusta Bílbilis o Colás– y casi un millar de viticultores, que han apostado por conservar y desarrollar como seña de identidad una variedad, la garnacha, que "no es fácil de cultivar, porque está en laderas, formada en vaso, su cultivo no está mecanizado, algunas vides son casi centenarias y da una producción muy baja (ente un kilo y kilo y medio por cepa)", explicaba ayer Lajusticia. Su mérito reside en haber "creído en ello y haber llegado a buen puerto" –en palabras del presidente de la DOP– con unos vinos "suaves" que "aún no han despegado, pero no tienen nada que envidiar a los de otras zonas" más reconocidas.

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