El regadío trufero de Sarrión recibe el segundo aprobado ambiental y recorta 100 hectáreas

Los cambios en las superficies incluidas en el proyecto obligaron a pasar una segunda declaración de impacto.

Una solución provisional desde 2012. Un centenar de truficultores de Sarrión construyeron en 2012 una balsa con sus propios recursos para regar con cisternas parcelas incluidas en los proyectados regadíos sociales.
Una solución provisional desde 2012. Un centenar de truficultores de Sarrión construyeron en 2012 una balsa con sus propios recursos para regar con cisternas parcelas incluidas en los proyectados regadíos sociales.
l. r.

Los regadíos sociales de Sarrión para la producción trufera han superado positivamente una segunda declaración de impacto ambiental (DIA), obligada por la modificación de las superficies afectadas respecto al anteproyecto inicial. Los cambios introducidos suponen, entre otras novedades, la reducción de la superficie regable en casi 100 hectáreas, al pasar de las 942,23 iniciales a las 848,98 del modificado. El recorte se debe, fundamentalmente, al abandono del proyecto por propietarios cansados de los sucesivos retrasos de la nueva zona regable, en trámite desde hace diez años y todavía sin fecha de inicio. Algunas parcelas han sido excluidas expresamente en la DIA por ser resultado de roturaciones ilegales o por otras irregularidades.


El presupuesto no se modificará respecto al proyecto inicial y se queda en 16 millones de euros, de los cuales los regantes aportarán el 25% –4 millones– a través de un crédito negociado con la Caja Rural de Teruel. El presidente de la Comunidad de Regantes de Sarrión, Manuel Doñate, se mostró "decepcionado"con los sucesivos retrasos del proyecto, que podrían poner en peligro la aportación de los agricultores. El resto de la inversión correrá a cargo del Gobierno aragonés. La ejecución de las obras corresponderá a la empresa pública Tragsa, que adelantará la financiación a la DGA.


La segunda evaluación de impacto ambiental ha supuesto un nuevo tropiezo en la tramitación del proyecto de regadíos. La ejecución de las obras iba a empezar a principios de 2015, según anunció en exconsejero de Industria Arturo Aliaga el pasado mes de diciembre en una visita a la Feria Internacional de la Trufa de Sarrión, pero no ha echado a andar. La resolución positiva del impacto ambiental acaba de ser aprobada con una serie de prescripciones por el Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (Inaga).


El subdirector provincial de Agricultura y director del proyecto de regadíos y de su estudio de impacto ambiental, Ricardo Ibáñez, explicó que el sometimiento a la segunda evaluación del Inaga venía impuesto por el hecho de que la modificación de las superficies afectadas debido a la entrada y salida de propietarios supone la inclusión de más de 10 hectáreas pertenecientes a un Lugar de Interés Comunitario (LIC) que no habían sido tenidas en cuenta en la declaración inicial. La superficie total catalogada como LIC se reduce, no obstante, de 167 a 109 hectáreas.

Solo dos balsas

Otros cambios introducidos respecto al proyecto original son la reducción del número de balsas, que pasa de tres a dos, con un recorte de la capacidad de almacenaje de agua de 215.000 metros cúbicos a 80.000. La reducción y reubicación de las fincas incluidas en el regadío reduce los municipios afectados a Sarrión, Albentosa, La Puebla de Valverde y Manzanera. Valbona, que al principio estaba afectada, se queda fuera.


Ibáñez resaltó la complejidad técnica del proyecto de los regadíos, que no forman una mancha compacta sino que están ubicados en áreas dispersas. Agregó que los fuertes desniveles –410 metros entre la cota más alta y la más baja– suponen una costosa inversión inicial y encarecen el funcionamiento en elevaciones de agua y bombeos.


El presidente de los regantes afirmó que, una vez superada la segunda DIA, "solo falta el pistoletazo de salida de la DGA" para acometer las obras de conducción de agua. Manifestó su esperanza de que con el relevo en el Gobierno aragonés el proyecto, "que no termina de arrancar", reciba el "empujón"definitivo. Doñate reconoció que en la situación política actual, con un Gobierno en funciones, los regantes "no tienen interlocutores"en la DGA.


Los agricultores consideran indispensable la puesta en regadío de las truferas para garantizar su producción independientemente de la meteorología. La Confederación Hidrográfica del Júcar concedió 0,75 hectómetros cúbicos al año para el riego procedentes de tres pozos ya perforados en el término municipal de Sarrión. Las modestas necesidades hídricas de la truficultura permiten asegurar la cosecha con solo "tres golpes de riego", como especifica la DIA.


Aunque las necesidades anuales de riego en condiciones desfavorables se cifran en 900 metros cúbicos anuales por hectárea, la mayor parte de la producción depende del aporte de 250 metros cúbicos en un periodo "crítico"de 20 días. La aportación hídrica a las plantas se realizará mediante microaspersores.

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