Aragón tiene tres paraísos fiscales del automóvil con más coches que vecinos

Varios municipios han reducido al mínimo la tarifa del impuesto de circulación para captar fondos.

Imagen de archivo de un concesionario de Zaragoza
El Plan PIVE saca de las carreteras 9.300 coches con más de 10 años de antigüedad
Gloria Morella

La vida en Fréscano no dista demasiado de la de otros pequeños municipios aragoneses. Tiene 207 habitantes, pabellón y piscina, centro social con cafetería -que en 2012 se alzó con el I Concurso de Tapas Maridadas organizado por la Ruta de la Garnacha-, consultorio médico y cinco yacimientos arqueológicos. Sus vecinos compran la fruta en la furgoneta ambulante que se acerca de tanto en tanto y se desplazan en coche.


De esto último, con las estadísticas oficiales en la mano, no cabe la menor duda. Fréscano tiene un parque automovilístico de 1.190 vehículos, de los que 244 se matricularon el último año en la localidad. Haciendo las correspondientes divisiones, a cada frescanero le corresponderían cerca de seis coches y a lo largo de 2014 habría dado de alta al menos uno nuevo.


Este municipio es uno de los tres paraísos fiscales automovilísticos que actualmente ostenta la Comunidad dentro del ranquin nacional. Junto a él se encuentran Retascón (un clásico en este listado que elabora la asociación Automovilistas Europeos Asociados), con 651 vehículos para 75 habitantes; y Figueruelas, que además de fabricar y exportar coches a un generoso puñado de países tiene un total 1.427 motores censados... para únicamente 1.263 residentes.


Detrás de estos llamativos padrones no hay ninguna estratagema que se salga de lo lícito. Sólo unos ayuntamientos que han sabido poner en marcha una fuente de ingresos extraordinarios, bajando al mínimo legal el impuesto de circulación y captando a los 'domingueros' que hacen vida en las cabeceras comarcales o en la capital de la provincia y pasan los fines de semana y los veranos en el pueblo.


Por ejemplo: por un vehículo por el que en Zaragoza se pagarían alrededor de 180 euros, en Fréscano se abonarían unos 70. Una aportación insignificante en los presupuestos de la capital aragonesa, pero que para las cuentas que lleva José Valentín Cuartero (PAR), alcalde de la localidad, constituyen un verdadero bálsamo.


Sufragar el gasto corriente


El regidor ahonda en lo legal del asunto: "Quiero dejar claro que esto no va contra la ley, no hay nada de ilegal. Los municipios pequeños sin polígonos industriales ni suelo que ceder, como el nuestro, no tenemos posibilidad de atraer empresas, así que tenemos que buscar vías alternativas para aumentar nuestros ingresos. En nuestro caso incentivamos la matriculación de vehículos de empresas y particulares".


"Hace años que la Unión Europea aprobó potenciar la compra de vehículos con bajas emisiones y poco consumo y su matriculación puede ser mucho más económica. Nosotros hemos regulado mediante ordenanza reducir la tasa y eso ha logrado atraer a vecinos y empresas de zonas cercanas. También, claro, a quienes tienen aquí la casa de sus padres y entienden que es beneficioso que ese pequeño ingreso se quede en su pueblo", apunta José Valentín.


En el caso de Fréscano, la inscripción de nuevos vehículos pudo suponer más de 17.000 euros el año pasado. "Nuestra batalla diaria pasa por poder afrontar el gasto corriente, pagar a proveedores, mantener instalaciones...", enumera el alcalde. "Por ejemplo, cuando se implantó la receta electrónica se nos obligó a poner una conexión ADSL que nos cuesta más de 40 euros al mes y que ni siquiera se nos permite convertir en red wifi pública. Eso hay que pagarlo de alguna manera", concluye.