La contaminación por ozono en la ciudad es moderada, según un informe

El Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo investiga los efectos de la polución sobre la vegetación.

El tabaco, indicador del ozono. La parcela con plantas que servirán de indicadores de la afección del ozono
El tabaco, indicador del ozono. La parcela con plantas que servirán de indicadores de la afección del ozono
luis rajadel

En Teruel, las mayores concentraciones de ozono –un contaminante derivado de la polución– se alcanzan en las zonas elevadas del entorno de la ciudad, mientras que el casco urbano y, especialmente, las vías más congestionadas de tráfico registran los niveles más bajos. Los datos proceden de los estudios sobre el ozono –un derivado del oxígeno que afecta a la salud humana y a la vegetación por encima de determinadas proporciones– enmarcados en el proyecto Life+ para reconvertir las antiguas canteras de arcilla continuas a la Vía Perimetral en un gran parque urbano.


Entre las actuaciones complementarias del parque de las Arcillas figura el seguimiento de la presencia de ozono por el Centro de Estudios Ambientales del Mediterráneo (CEAM) y sus efectos en la vegetación. Los dos primeros avances de mediciones detectaron las mayores concentraciones en el mirador del cerro de Santa Bárbara, con 36 ppb (partes por billón), lejos en todo caso de las 60 ppb que suponen un peligro para la salud humana.


La red de control constó de nueve estaciones de medición repartidas por el casco urbano y el entorno de la Vía Perimetral. Tras el mirador del cerro de Santa Bárbara, los mayores índices se alcanzaron en la confluencia de Santa Bárbara con Los Planos y en el repetidor de televisión situado en esta misma montaña; los tres puntos se situaron por encima de 30 ppb.


La menor presencia de ozono se detectó, por el contrario, en las zonas con más tráfico rodado. La la ronda de Ambeles, con 21 ppb, dio el mínimo, seguida de la avenida de Sagunto, con 22 ppb. Las campañas de toma de datos se llevaron a cabo en septiembre y octubre de 2013 y las concentraciones detectadas fueron "moderadas", según el CEAM.


Las bajas concentraciones de las zonas más transitadas por vehículos se deben a que las emisiones de los automóviles reaccionan con el ozono para generar otros gases. El proceso supone un consumo neto de ozono. Por el contrario, cuando los gases emitidos por esos mismos vehículos son alejados por el viento fuera del entorno urbano propician la generación de ozono al combinarse con otros gases. El ozono es resultado de la reacción entre óxidos de nitrógeno emitidos, sobre todo, por el tráfico con vapores orgánicos procedentes de industrias y de la vegetación con la intervención de la radiación solar. Se trata, además, de un gas de efecto invernadero.


El control del ozono del Life+ incluye una plantación de especies vegetales especialmente sensibles a este gas para que sirvan de "bioindicadores" del contaminante. La plantación, efectuada a finales de 2014 en el marco del proyecto del parque de las Arcillas, incluye cuatro especies, entre ellas tabaco, una planta especialmente vulnerable y que es utilizada habitualmente como testigo de la presencia de ozono. Además, se han plantado chopos (Populus maximowiczii), aliantos (Ailanthus altísima) y morrioneras (Viburnus lantana).

En una primera experiencia llevada a cabo con escolares de la ciudad en 2014, los daños detectados en el tabaco plantado en Teruel fueron menores que los registrados en una gran ciudad como Valencia, sede del CEAM.

Los árboles, correctores

Las investigaciones del CEAM se centran actualmente en comparar los niveles de ozono de las zonas arboladas con las desarboladas. Aunque las conclusiones se conocerán a finales de año, los primeros datos apuntan a que los medidores instalados en áreas boscosas arrojan concentraciones más bajas los de las deforestadas.
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