"No temo a los tiburones del agua, pero a los de fuera..."

David Meca
Nadador

David Meca
"No temo a los tiburones del agua, pero a los de fuera..."

¿Cuándo se siente como pez en el agua?

Me sentí ya de adulto. De pequeño tuve muchos problemas físicos: pies planos, hierros en las piernas... Por eso empecé a nadar. Y no me gustaba. Con la práctica, la constancia y la lucha empecé a disfrutar. Pero, hasta los 18, era el patito feo de la natación.


Y ¿cuál es su Meca?

La natación es muy esclava y me deja poco tiempo. Si puedo, me voy a las Islas Canarias. Mi familia vive por toda España y nos juntamos allí.


Con los años, ¿ha aprendido a nadar y guardar la ropa?

Sí, pero debería guardarla incluso más. Vivimos en un país en el que se comenta todo, pero yo soy natural y comparto todo con ilusión.


Héroes del Silencio cantaban ‘Mar adentro’. ¿Cómo es el mar lejos de la orilla?

¡Muy silencioso! No se escuchan ni las sirenas ni los delfines. Es un deporte muy bonito, pero muy solitario. Y el más duro mentalmente.


Escribió ‘Yo no temo a los tiburones’. ¿A qué teme en alta mar?

Le tengo respeto a lo que pase debajo de mí, por más acostumbrado que debiera estar. Nado con gafas negras para no ver mucho el fondo. Pero luego soy un valiente cuando me lanzo a la carrera, pase el tiburón o la ballena. Al final, son más lentos que yo.


¿Y en tierra? ¿A quién teme?

No temo a los tiburones del agua, pero a los de fuera...


¿Qué le convierte en campeón a uno?

Sentirse querido, aclamado. La suerte no llama a tu puerta, es solo para los que la buscan con disciplina, constancia, lucha, trabajo... Eso te hace campeón.


¡No se lleva eso ahora!

No, y es bueno para mí porque les costará batirme. Hoy no entrenan como lo hacíamos hace 15 años.


¿De qué marca está más satisfecho?

Tengo dos muy potentes: la de bañador y la de las gafas (risas). Como récord, de cualquier medalla de campeón del mundo. Tengo 28 títulos mundiales y estar arriba y escuchar el himno nacional es lo más bonito para un deportista. Y también de los retos: ser la única persona que ha nadado del Mediterráneo hasta Ibiza... La gente se queda más con eso y me da igual, yo estoy muy orgulloso.


¿Qué cosas le dejan marca?

Entre mis pasiones está la restauración y la pintura. Les regalo cuadros a mis amigos. No sé si un día tendrán valor, pero si cuando la casque pueden sacarles algo...


Y ¿qué le ahoga?

La injusta envidia, los que no ven el sacrificio que lleva detrás algo. En este país valoramos lo fácil. No estoy en contra del fútbol, pero no lo sigo. Me ahoga ver las barbaridades que cobran, cuando entrenan la décima parte que otro deportista de élite. Me encantaría que movieran pasiones así las nadadoras de sincronizada, los gimnastas...


¿En qué temas se moja?

Menos en política... en todo. Los personajes públicos no debemos meternos, porque al final te haces muchos enemigos. Y, además, no me interesa. Me aportan más el deporte y el arte.


Charló en Zaragoza sobre ‘Tu amiga la incertidumbre’. Pero esa, ¿no es una enemiga?

Es enemiga, pero nos da vidilla. Sin incertidumbre no habría retos. La incertidumbre que me creo al nadar el estrecho de Gibraltar en enero, cuando hace frío, está oscuro y hay más olas no es la misma que en verano. Pero la incertidumbre te hace más fuerte y hace que valores más los récords.


Ser el casero de Shakira y Piqué, ¿es, como sus canciones, una ‘tortura’ o una ‘suerte’?

¡Una tortura no! He sido un afortunado. Se dijo que me habían roto la cama ¡y es mentira! Son muy buenas personas los dos. Me gusta mucho la música de Shakira y ella es la tía más normal y cercana que te puedes encontrar. Y eso se agradece sobre todo de una estrella, que lo es.

 
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