Muere el villano más memorable del cine de terror, Christopher Lee, a los 93 años

El polifacético actor, imagen de Drácula, deja un legado de más de 250 películas.
El británico luchó contra los nazis durante la II Guerra Mundial y publicó varios discos de heavy metal.

Christopher Lee en una foto de 2012, a su llegada a la presentación de la película 'Farewell, My Queen'.
Christopher Lee en una foto de 2012, a su llegada a la presentación de la película 'Farewell, My Queen'.
michael kappeler/Efe

Los actores legendarios lo son para varias generaciones. Christopher Lee era para los cinéfilos que conocieron las salas de barrio el auténtico y mejor conde Drácula. O el villano Fu Manchú. O el malvado Scaramanga de ‘El hombre de la pistola de oro’. Para los más jóvenes, Lee no es otro que el mago Saruman de ‘El señor de los anillos’ y ‘El hobbit’. O el conde Dooku de las últimas entregas de ‘Star Wars’.


"Uno de los mejores actores británicos y un maestro de lo macabro", alabó ayer el alcalde de Londres Boris Johnson al publicar el ‘Daily Telegraph’ la muerte del actor. Lee falleció el pasado domingo a los 93 años en un hospital de Chelsea, en el que había ingresado con problemas respiratorios. La noticia no se dio a conocer hasta ayer por deseo de su esposa, con la que llevaba más de medio siglo casado. Quería informar previamente a familiares y amigos.


El cine fantástico no sería lo mismo sin la imponente presencia de este londinense que encarnó a todos los iconos del terror. Rodó más de 250 largometrajes y jamás se quitó el aura maléfica. Seguía el consejo de un gran amigo y también mito del horror, Boris Karloff: "Busca algo que otros actores no puedan o no quieran hacer. Si consigues saltar a la fama, siempre serás recordado".


Lee no renegaba de su identificación con el género, pero tampoco le hacía muy feliz estar siempre hablando del vampiro de Bram Stoker. "Existen dos razones por las que el público me asocia con el género de terror", explicaba en 1991. "Una, porque algunos de estos filmes han sido muy buenos y se han convertido en clásicos. Y la segunda es que los dan mucho por televisión".


Lejos de regodearse en la nostalgia, Chistopher Lee no interrumpió jamás su frenético ritmo de trabajo y alternó grandes películas con productos de ‘serie B’. A la edad de la jubilación llegó el reconocimiento de directores que habían gozado de chavales con los escalofríos de la Hammer. Más allá de que en 2001 fuera nombrado Caballero del Imperio Británico, el mejor homenaje vino cuando Tim Burton le recuperó para ‘Sleepy Hollow’ y ‘Charlie y la fábrica de chocolate’. Peter Jackson en ‘El señor de los anillos’ y George Lucas en ‘Star Wars’ contribuyeron a que Lee pasara a formar parte de la generación crecida con internet, esa que descubría curiosidades del actor como los seis discos que grabó ya octogenario, entre ellos uno de heavy metal sobre Carlomagno.

Criminales de guerra nazis

La voz shakesperiana y el porte aristocrático indicaban los nobles orígenes del actor, nacido en el barrio de las embajadas de Londres, Belgravia, en 1922. Su madre era la condesa Estelle Mari Carandini di Sarzano; su padre, el teniente coronel Geoffrey Trollope Lee, condecorado en la I Guerra Mundial. Tras estudiar en los colegios de la élite, el divorcio de sus padres le rebotó a un internado suizo. De vuelta en Londres, su madre se casó con el banquero Harcourt Rose, tío de otro mito del siglo XX, el escritor Ian Fleming, creador de James Bond.


Lee sirvió en el Ejército cinco años y participó en operaciones secretas durante la II Guerra Mundial. Se formó como piloto, aunque un problema con su nervio óptico le impidió volar. Ya en la división de inteligencia, ayudó a capturar a criminales de guerra nazis. Hablaba inglés, italiano, francés y español y podía mantener conversaciones en sueco, ruso, griego y mandarín. Todo ello no le sirvió para triunfar en el cine. Pasó una década alternando los platós y un trabajo de agente inmobiliario hasta que, en 1957, Terence Fisher rodó para la Hammer ‘La maldición de Frankenstein’. El actor sostenía que le habían dado el papel por su altura. Su éxito revitalizó el género de terror y unió a su protagonista a otro carismático rostro, Peter Cushing. "Hemos hecho tantas películas juntos que la gente se cree que vivimos en una cueva", ironizaba.


Fisher le reclamó al año siguiente para un ‘Drácula’ al que Lee dotó de una presencia noble y demoníaca. Después llegarían ‘La momia’, ‘El sabueso de Baskerville’, ‘Las dos caras del doctor Jekyll’... En ‘Drácula, príncipe de las tinieblas’ (1965), el vampiro no hablaba: los diálogos eran tan malos que Fisher le abocó a la mudez.


Quizá sea el de Felipe de Edimburgo en ‘Carlos y Diana: una historia de amor real’, el papel más siniestro de una carrera que saltaba de Billy Wilder en ‘La vida privada de Sherlock Holmes’ a ‘Operación Cocaína’. "No sé cuánto tiempo voy a estar vivo, así que cada día es una celebración", sostenía una leyenda a la que lloran en Transilvania, la Tierra Media y la galaxia entera.

Comentarios
Debes estar registrado para poder visualizar los comentarios Regístrate gratis Iniciar sesión