Árboles singulares

Aragón cuenta con sus primeros 15 ejemplares, cinco por provincia, que representan diversas especies autóctonas de la Comunidad.

Sabina de Blancas (Blancas, Teruel).
Árboles singulares

En los próximos días, Aragón contará con sus primeros 15 árboles singulares, cuyo principal objetivo es su conservación para generaciones venideras, para que pueda ser disfrutados e incluso puedan servir de atractivo y desarrollo turístico. Se trata de cinco ejemplares por provincia que representan las distintas especies autóctonas de nuestra Comunidad. En el Alto Aragón, se han seleccionado el abeto de Arcuaches (Panticosa), el haya de la Caseta de Pascual (Valle de Hecho), la encina de Lecina (Bárcabo), el tilo de Benasque y el caixigo de Torrentillo (Lascuarre). En Teruel, el chopo cabecero de Aguilar (Aguilar de Alfambra), el pino de Escobón (Linares de Mora), la sabina de Blancas, la carrasca de Peracense y el tejo del barranco de El Cuervo (Beceite). Y en Zaragoza, el pino de Valdenavarro (Zuera), el enebro de Sabiñán, la sabina de Villamayor y el quejigo de la Casa de la Vega. A esta lista se unen otros dos de Daroca, contabilizados como uno al estar en el mismo jardín: el cedro y la secuoya de la Torre de Nuestra Señora del Pilar, o Tiorre del Campillo, un jardín privado. Este último es el más alto de todos, con 40 metros, seguido del abeto de Panticosa, con 36. También destacan por sus dimensiones, en este caso el perímetro, la misma secuoya (1.130 centímetros) y la carrasca de Peracense (910 cm).


El Gobierno de Aragón reguló el pasado mes de marzo lo que se entiende como árbol o arboleda singular. A partir de ahora, el catálogo contendrá su denominación, nombre común y científico de su especie o especies, carácter autóctono o alóctono, origen, motivos que justifican las singularidad y localización. También se informa sobre la extensión de la arboleda, delimitación del entorno de protección, cartografía, fecha de catalogación, concurrencia de otras figuras de protección.