Miel con aromas del Pirineo

María Pilar Ollés hace en San Esteban de Litera, según el jurado del concurso celebrado recientemente en Biescas, la mejor miel de Aragón.

La empresa ofrece miel de distintas variedades además de polen, jalea real y propóleos.
La empresa ofrece miel de distintas variedades además de polen, jalea real y propóleos.
C. Silván

Sedosa, prístina y evocadora de tardes de la niñez con un trozo de panal escurriendo entre los dedos. Así explota en la boca la miel que está haciendo María Pilar Ollés en San Esteban de Litera, un pequeño pueblo de la zona oriental de la provincia de Huesca, donde se unen el regadío del Canal de Aragón y Cataluña con el secano de las 'chesas'. Probablemente, el público que, tras la cata de cinco mieles, dio el premio de mejor miel de Aragón a la variedad mil flores –con base de romero y tomillo– de esta emprendedora encontró sensaciones parecidas.


Detrás de la emergente empresa Mieles y Aromas del Pirineo, nombre bajo el que se etiquetan los productos que hace Ollés, se encuentra una joven apasionada con su trabajo de apicultora, que vive con intensidad su proyecto, al que dedica todo su tiempo con energía y con el ímpetu que proporciona saber que lo que está haciendo responde a sus expectativas. La pequeña empresa familiar, que está todavía en fase de crecimiento y consolidación, se dedica a la producción y comercialización de todo tipo de productos procedentes de las colmenas, desde miel, polen y jalea real, hasta propóleos.


Sin embargo, el producto estrella, sin duda, es la miel de diferentes bases, que consiguen trashumando sus más de cuatrocientas colmenas desde el Pirineo hasta las tierras del delta del Ebro. Así consiguen miel de romero, de flores silvestres del bosque –como le gusta denominarla a María Pilar–, de romero y tomillo o de azahar, la última variedad que han incorporado a su oferta y que envasarán este año por primera vez.


El desembarco de María Pilar Ollés en la apicultura, no obstante, tiene su origen en la pasión que esta tiene por las plantas y sus propiedades medicinales. "Pensé que la mejor manera de aprovechar esos principios era a través de la miel, en la que busco que tenga propiedades de flora medicinal y, sobre todo, no haré una miel para sacar mucha producción sino que tenga la plusvalía de una miel procedente de plantas silvestres, diferencia que la gente nota cuando prueba nuestro producto", asegura.


Evidentemente, no solo lo dice, sino que lo lleva a la práctica. Explica que combinando sus amplios conocimientos de la flora y de las platas silvestres y de sus propiedades medicinales, campo en el que está especializada, puede "elegir con cierta seguridad la ubicación de las colmenas, ya que nada más ver las plantas ya sé si es un sitio apropiado y en el que las abejas se van a encontrar a gusto", añade.


Esta es la causa de que, a pesar de que San Esteban de Litera está rodeado de monte, Ollés lleve sus colmenas de un lado a otro. Por ejemplo, la de romero –una deliciosa miel de color oro, fresca y adictiva– proviene de los romerales de los Monegros, "donde encontramos una mayor calidad, ya que allí la miel que producen las abejas tiene un gran porcentaje polínico, lo que confiere mayor pureza al producto", aclara María Pilar.


La característica de su miel, destaca, es "sobre todo el aroma, una vez que la palpamos en boca, en función de cada variedad, son mieles muy finas, aromáticas en el paladar, con toques de naturaleza y monte". Ollés la maridaría "con todo, con queso, con una ensalada… todos deberíamos tomar una cucharada de miel diaria para el cutis, para el cabello, para los huesos, para todo. La miel es un regulador del cuerpo", asegura.Empresa en expansión

En este momento, la empresa se halla en expansión, ya que este año ha triplicado sus colmenas, que cría ella misma con abejas de una genética que les permite adaptarse perfectamente a las zonas donde trabaja esta apicultora. Sus siguientes pasos son conseguir el registro sanitario, "para añadir más plusvalía al producto", y el marchamo de 'ecológica', ya que sus colmenares están todos a más de tres kilómetros a la redonda de cualquier cultivo. La idea es lograr un producto de calidad y con las propiedades de las plantas con las que se produce. Para más adelante, queda un centro de interpretación de la miel y todo un torbellino de ideas que María Pilar Ollés deja volar, pero no tan lejos que no se dejen atrapar.


Ir al suplemento de gastronomía