El conjuro de la pitonisa de Magallón le cuesta seis meses de cárcel a Laparra

Además del expresidente del Castellón han sido condenadas las tres personas que iban con él cuando entró en la casa de la vidente.

José Luis Laparra
José Luis Laparra
Efe

José Francisco Laparra buscó las artes espirituales de Lucía Martín porque tenía algún problema de amor, pero ello le ha abocado a un serio litigio judicial, una condena de cárcel y una notoriedad que ha dado la vuelta a España y que nunca hubiera llegado a imaginar. Quizás por no tener que volver a repetir su historia delante de un tribunal y porque se jugaba penas de prisión de entre dos años y ocho meses -que es lo que pedía para él la Fiscalía- y 11 años, que reclamaba la pitonisa , el empresario y expresidente del Club de Fútbol Castellón decidió reconocer ayer los hechos y aceptar una condena que, al no tener antecedentes, no le acarreará su entrada en prisión.


Tanto él como sus cómplices en este rocambolesco asunto -su amiga Carmen Felicidad González, Juan José Rivas y Youssef Lachhab- se conformaron también con sendas penas de seis meses de cárcel por un delito de allanamiento de morada y seis meses de multa, a razón de 8 euros diarios para Laparra (1.440 euros) y de 4 para el resto (720) por un delito de realización arbitraria del propio derecho, es decir, tomarse la justicia por su mano. La sentencia, dictada in voce por la magistrada Esperanza de Pedro Bonet, les impone además el pago entre todos de 1.000 euros por las costas del proceso y ordena que el dinero sea devuelto a la pitonisa.


No obstante, esto último no es más que una declaración de intenciones puesto que parte de los 145.308 euros que la Guardia Civil halló en la casa de Magallón de la vidente (23.328 en los bolsillos de Laparra) están embargados por Hacienda, ya que Lucía Martín, visto lo visto, no tenía por costumbre declarar sus ganancias al fisco. A lo largo de la instrucción judicial, que ha durado dos años, el abogado de Youssef Lachhab, José Palacín, ha puesto todo su empeño en lograr que no se entregase el dinero ni a la vidente ni a Laparra, puesto que este pagó su conjuro aparentemente en negro (billetes de 500 y 200) y ella no lo declaró.


Pero el asunto tributario lleva otros cauces y se ignora cuál será su conclusión. El que sí ha terminado ha sido el proceso penal que se inició el 15 de mayo de 2013, cuando el empresario se presentó en casa de Lucía Martín con los otros tres acusados para exigirle los 161.000 euros que le había pagado un mes antes por un conjuro de amor con el que pretendía que una secretaria, de la que se había enamorado, cayera rendida a sus pies. Entre otros consejos, la pitonisa le recomendó bañarse en agua con flores y frotarse el cuerpo con tierra de cementerio. El ritual no dio los resultados esperados y Laparra se plantó en casa de la maga bastante enfadado y le pidió el dinero. Había partido de Valencia acompañado de Carmen Felicidad González, que le había presentado en su día a Lucía, Juan José Rivas, amigo de la anterior, y Youseff Lachhab, amigo de este último. Larra llamó a su puerta y abrió Vicente Martín, padre de la vidente, recientemente fallecido. Aunque el hombre les prohibió el acceso, se colaron en el interior de la casa y mostraron su intención de no marcharse. Al oír al empresario, la pitonisa se metió debajo de una cama y llamó a la Guardia Civil, que acudió al lugar y detuvo a los intrusos.¿Quién es quién?

José Francisco Laparra, el empresario. Expresidente del Castellón, pagó el conjuro para enamorar a una secretaria.

Lucía Martín, la pitonisa . Llegó a Magallón procedente de Barcelona con su padre y compró una casa. Ya no vive allí.

Carmen F. González, la mediadora. Conocía a la pitonisa porque había trabajado con ella y se la presentó a Laparra.


Youssef Lachhab, amigo de Carmen. La mediadora le pidió que les acompañara a Magallón para exigir el dinero pagado.


Juan José Rivas, amigo de Youssef. Acompañó y ayudó a los anteriores en su intento de recuperar los 161.000 euros.

el precio del conjuro de amor

161.000 €


José Francisco Laparra es un empresario valenciano amigo de Ángel de Cabo, el liquidador de empresas de Ruiz Mateos y de Díaz Ferrán, entre ellas Viajes Marsans. Laparra está imputado por un presunto delito societario durante su etapa al frente del Club de Fútbol Castellón, entre 2005 y 2011.


En 2013, Laparra decidió invertir 161.000 euros en un ritual llamado ‘golpe de suerte’ o ‘amarre’ para enamorar a una secretaria que no le hacía ni caso y para equilibrar el resto de su vida, que en esas fechas andaba un poco alterada.

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