El futuro ya está aquí

Rosa Montero recupera a Bruna Husky, una investigadora tecnohumana.

Portada de 'El peso del corazón'.
El futuro ya está aquí
Seix Barral

Bruna Husky ha regresado. El personaje creado por Rosa Montero en ‘Lágrimas en la lluvia’ vuelve a protagonizar una historia en un futuro no tan lejano, a comienzos del siglo XXII, y todo parece indicar que esta investigadora tecnohumana, pariente literaria de los replicantes que rodeaban a Harrison Ford en ‘Blade runner’ y que a su vez procedían de una novela de Philip K. Dick, estará presente en nuevas entregas.


Se percibe por el grado de identificación que la autora muestra con ella y por el ambiente de serie que ha creado en torno a este personaje fuerte y a la vez emocionalmente vulnerable, mezcla de soldado de acción y mujer reflexiva, que lucha contra las injusticias mientras descuenta de forma angustiosa el tiempo que le queda de vida pues, como todos los de su clase, ha sido creada con fecha de caducidad.


Como en las tradicionales novelas de detectives, Bruna Husky se enfrenta a la resolución de un caso en el que nada, ni nadie, es lo que parece, y lo hace en unos tiempos que mezclan los avances tecnológicos con el deterioro ambiental y las amenazas contra la libertad y contra la pura supervivencia. Porque hablar del futuro suele ser una excusa para diseccionar el presente. Con una prosa que tiene ritmo, energía y claridad, la novela nos lleva a territorios extremos que pueden estar en nuestro propio planeta o pueden orbitar en torno a la Tierra en forma de sociedades utópicas que acaban recordando a una mezcla de Corea del Norte con el Estado Islámico.


Por ahí aparece la huella de George Orwell, en la denuncia de los totalitarismos y en la defensa de un sistema democrático que, como dice un personaje, "es el único que permite la autocrítica, la demolición y la reconstrucción", pero curiosamente también flota en esta novela futurista algo de autores tan lejanos en el tiempo como Jack London o Joseph Conrad, en el tránsito y la búsqueda por los confines que retan al ser humano, o tecnohumano en el caso de la protagonista, y hasta la sombra de Dickens se percibe en algunos secundarios de la novela, como la niña asilvestrada y enferma de la que Bruna Husky ha de hacerse cargo.


En ‘El peso del corazón’ reaparecen secundarios que ya estaban en la novela anterior y se presentan otros que conforman ese entorno que arropa a la protagonista y que contribuye a conformar el ambiente de serie, de continuidad, de predisponernos para próximas historias. También reaparecen los temas eternos, la esperanza, la dignidad, la necesidad de afecto, la resistencia, la soledad, el miedo, los peligros que nos acechan, porque esta es una novela de acción, de mucha acción en algunos momentos, pero también de reflexión. Tiene potencia, pero tiene introspección. Dispara la adrenalina, pero también hace meditar. Tiene mucho de intriga y de misterio, pero también de advertencia y de retrato social.


Lo habitual en muchos autores es seguir una línea narrativa más o menos inmutable a lo largo de toda su obra, pero Rosa Montero es un caso excepcional. Lo mismo entrega libros tan personales, tan literarios e inclasificables como ‘La loca de la casa’ o ‘La ridícula idea de no volver a verte’ que factura series como la de Bruna Husky, literatura popular de calidad en una mezcla de aventuras, ciencia ficción y género negro.


Pero hay una cosa en común para todos sus textos, ya sean novelas, reportajes, columnas o tuits: la ética y la generosidad siempre por delante.