César Molinas: "El voto no siempre es útil, pero tampoco inútil"

El economista y matemático y autor de ‘¿Qué hacer con España?’, César Molinas, participó en el ciclo de conferencias de los diez años de la Fundación Zaragoza Ciudad del Conocimiento.

¿Se ha convertido en el JR, en el Ángela Channing de España?

¡Al contrario! ¡He hecho muchos amigos! No tengo fama de malo.


Y ¿por qué son tan controvertidas sus tesis?

Porque sacuden un poco el status quo. Pero cuando se publicó en 2012 un artículo de opinión mío sobre las élites extractivas, que tuvo mucha repercusión, mucha gente pensó que estaba loco.


Habló de la casta antes de que se hablara de la casta. ¿Por qué no ha montado un nuevo partido?

Respeto mucho a los políticos.


¡Fíjese si es polémico!

La democracia no puede existir sin políticos. Porque el político es la persona que sabe sumar, coge voluntades de un lado y otro. Eso los intelectuales no lo hacemos bien.


Usted ¿hacia burbujas con jabón de pequeño?

No. Creo que no tenía paciencia para mojar el jabón y soplar...


¿No es porque le duela que exploten las burbujas?

Todas explotan al final.


Tras la inmobiliaria y la financiera, quiere que pinche la burbuja política. Pero ¿eso existe?

No. Lo que existe es una política de muy baja calidad, porque los partidos, por las necesidades del guión de 1978, se diseñaron con mucho poder en la cúpula.


Hoy, critica al bipartidismo y también a las nuevas formaciones. Oiga, ¿no hay nadie bueno?

La crítica es buena si es constructiva. Pero a las nuevas formaciones las he criticado poco. En un reciente artículo, escribí que Podemos es un síntoma. Lo que hay que atacar es la enfermedad.


Si le tocara en una mesa electoral, ¿qué le diría a los votantes?

Les introduciría en el invento que ensaya Reino Unido estos días: el mercado de votos. "Yo no quiero votar a nadie en mi ayuntamiento, pero me gustaría votar a uno del tuyo. Si a ti te gusta alguno del mío, cambiamos". No está mal.


El voto ¿es siempre útil?

No, pero tampoco inútil. Yo soy partidario de que sea un deber.ç


¿España, está muy mal?

Mucho peor de lo que el partido en el Gobierno quiere hacernos creer.


Usted fue director general de Planificación. ¿No planificó bien para el futuro?

Sí, teniendo en cuenta los años que eran. Yo era el gestor de los fondos estructurales europeos. Y con eso se financió la primera red de autovías. Y fui la única voz discrepante con el AVE.


En Zaragoza el AVE nos ha venido muy bien.

No lo dudo. Pero yo el otro día fui de Madrid a Valladolid a 250 kilómetros por hora y por una fracción de lo que cuesta el AVE. España necesita un buen tren, no necesita el mejor del mundo.


Usted, como todos los gurús, pide innovación y educación para el futuro. ¿Por qué no les escuchan?

Quizá porque la educación no da votos en España. Juan Español está satisfecho mientras la escuela a la que vaya su hijo no sea peor que la del hijo del vecino. No ha habido ningún movimiento popular por una educación de más calidad.


¡Si ha habido muchas marchas por la educación!

Y menos mal que no han ganado. Lo que ha de resolver la política es quebrantar los intereses gremiales de todos esos que dicen que defienden la educación pública. La educación, pública o privada, se debe regir por las mismas reglas: los centros deben tener autonomía, los directores deben ser responsables del proyecto educativo. Y para ello, las autoridades les tienen que evaluar.


Está escribiendo sobre el futuro del empleo. Denos una pista.

Si no conseguimos una educación de calidad, el futuro del empleo va a ser más negro que el actual.


Es matemático y economista. ¿Por qué no le salen las cuentas?

Porque España es el país de los Reyes Magos.


¿Qué hacer con España, César?

Mejorar la educación. Un plan de choque para mejorarla.