El fútbol español respira

El Gobierno aprueba la venta centralizada de los derechos televisivos de la Liga, que permitirá un reparto más equitativo entre los clubes.

El Gobierno aprobó ayer por fin el real decreto que regulará la venta centralizada de los derechos de televisión de la Liga y que permitirá no solo un reparto más equitativo y solidario entre los clubes de Primera y Segunda División, sino también la viabilidad de las entidades con mayores dificultades económicas. Con esta medida imprescindible, considerada de salvación, la patronal de clubes espera recaudar y distribuir alrededor de 1.000 millones de euros por campaña, a partir de la 2016-2017.


En la actualidad, la cantidad ingresada por los derechos audiovisuales del fútbol profesional tan solo alcanza los 750 millones por temporada, de los cuales Real Madrid y Barcelona se embolsan 140 millones anuales cada uno –el vigente campeón, el Atlético, 50–, con una enorme desigualdad entre poderosos, clase media y modestos. Gracias al real decreto tan ansiado por la LFP, el fútbol español se equiparará así al resto de las grandes ligas europeas. Dentro de un año, el 90% de los ingresos televisivos irán destinados a los clubes de Primera y un 10% a los de Segunda.


El 50% del dinero obtenido por la comercialización conjunta de los derechos se repartirá a partes iguales entre los clubes de Primera, otro 25% según los resultados de las cinco últimas temporadas, y el 25% restante por criterios de "notoriedad", es decir, por su repercusión, reflejada en recaudación en taquilla e implantación social. En Segunda, sin embargo, será el 70% el que se repartirá equitativamente entre todos las las entidades, con el 15% según resultados y el 15% por apoyo de aficionados.


La FEF también se garantizará al menos un 2% del pastel, mientras que la Asociación de Futbolistas Españoles dispondrá de un porcentaje mínimo (el 0,5%) que responda a sus pretensiones. Incluso se destinará un 1% al Consejo Superior de Deportes, para costear la Seguridad Social de deportistas de alta competición, de cualquier disciplina, que no hayan cotizado nunca.