En busca de dinero fácil o cómo (no) estafar a las aseguradoras

Las aseguradoras evitan el pago de 426 millones por falsas denuncias, la mayoría en vehículos.

En busca de dinero fácil o cómo (no) estafar a las aseguradoras
En busca de dinero fácil o cómo (no) estafar a las aseguradoras

Las aseguradoras llevan años alertando de un fenómeno al alza: los intentos de estafar al seguro para conseguir una indemnización. Solo el año pasado, los investigadores destaparon 3.069 casos en Aragón, y más de 155.000 en todo el país.


Los motivos parecen claros. Más allá de redes delictivas organizadas, cada vez se dan más fraudes por cuantías bajas (por valor de menos de 500 euros), protagonizadas por personas 'corrientes' que buscan una inyección económica en tiempos de necesidad. Desde que en 2008 se cazaron alrededor de 1.800 casos, la cifra prácticamente se ha duplicado durante la crisis.


Así lo asegura la patronal del seguro, Unespa, a través de su Investigación Cooperativa entre Entidades Aseguradoras (ICEA), en la que se refleja que gracias a las pesquisas para desmontar los intentos de estafa se ahorraron el año pasado el pago de 426 millones de euros en indemnizaciones, el 72% del importe reclamado inicialmente.


En la mayoría de las ocasiones -siete de cada diez casos a nivel nacional-, los fraudes detectados se dan en el ámbito automovilístico. “El predominio de este ramo se debe a su capilaridad social. Es obligatorio que los vehículos a motor circulen con seguro”, explican desde Unespa. En Aragón, más de 1.780 estafas se produjeron en este tipo de seguros, y las más habituales fueron la ocultación de un daño o de una lesión preexistente, seguido de las reclamaciones desproporcionadas.


Entre las pólizas de diversos, categoría que engloba los seguros de multirriesgos, lo más frecuente son los siniestros simulados (27%). Mientras tanto, los intentos de estafa en seguros personales (vida, accidentes o salud) suelen conllevar la entrega de facturas, minutas u otros documentos falsificados. Así ocurre en un 40% de los intentos de fraude en esta categoría.

Y el mayor 'renuncio' es para...

Una vez más, Unespa ha celebrado recientemente sus premios anuales a la mejor investigación, una especie de Oscar para premiar la detección de los intentos de fraude más enrevesados o millonarios que se han dado el último año, divididos por tipos de seguro.


Si bien no son casos representativos -la mayoría de los fraudes hacen referencia a simples golpes con el coche, por ejemplo-, sí que revelan la astucia de los supuestos estafadores. Y en algún caso, la torpeza. En este sentido, desde la patronal del seguro reconocen que las nuevas tecnologías, y sobre todo las redes sociales, son en la actualidad una de las mayores fuentes de información para destapar engaños. Estos son algunos ejemplos premiados este año:


- El asegurado presenta un parte de accidente por lesiones graves al ocupante que le acompañaba en una moto. Presuntamente, el asegurado iba circulando por la carretera y, al atravesar un badén en plena aceleración, el pasajero se cayó hacia atrás. Las incongruencias en el relato y la excesiva gravedad de las lesiones de la víctima ante los hechos narrados llevan a investigar más a fondo.


El resultado es que la víctima era un piloto profesional de motos y sus lesiones eran el resultado de una caída previa producida en una competición. Se deniega el pago de la indemnización y los gastos hospitalarios al asegurado y a la víctima. La víctima se recuperó y ha vuelto a competir.


- La entidad recibe un parte por la rotura de una vitrocerámica. Al tratar de comprobar la concordancia de una factura presentada de un cristalero con los daños aparentes en las fotos aportadas, el tramitador del siniestro descubre que las imágenes presentadas provienen de internet. Se analiza el caso más a fondo y se decide contactar con el asegurado.


Este afirma que lleva años sin dar parte alguno al seguro. Las investigaciones permiten averiguar que hay otros casos en los que la indemnización de los siniestros va a parar a la misma cuenta corriente, que corresponde a una empleada de un mediador. Se informa al director de la correduría de seguros de esta irregularidad. Gracias su colaboración se descubre que la trabajadora había presentado 37 partes falsos en su propio beneficio y a espaldas de su empleador.


- Un trabajador sufre un grave accidente laboral al caer sobre él un contenedor de 1.500 kilos de peso. Este se desprendió de una carretilla elevadora que manipulaba la carga en ese momento y que era manejada por un trabajador de otra empresa. Lo extraño es el proceder del administrador de la empresa del lesionado.


Este empresario se autoinculpa en lugar de trasladar la responsabilidad a la compañía colaboradora. Finalmente, se descubre que el administrador de la empresa que empleaba al lesionado había tenido una relación extramatrimonial con la administradora de la empresa dueña de la carretilla y responsable de las lesiones. Tenían, incluso, un hijo común. El administrador deseaba asumir la culpa para cargar el siniestro sobre su propio seguro y, con ello, librar a su ex amante de las responsabilidades penales y patrimoniales que conllevaba el accidente.


La compañía de la empresaria carecía de seguro de responsabilidad civil. Además, empleaba ilegalmente a trabajadores inmigrantes, que a su vez carecían de la formación apropiada, y la maquinaria de la empresa se encontraba en estado defectuoso


- Una asegurada declara haber sido ingresada por una pancreatitis aguda en su país de origen, ubicado en el Caribe, y aporta varios documentos en regla. La tramitadora decide comprobar otros siniestros presentados por la cliente a causa de la elevada cuantía reclamada. Así descubre que la asegurada, de 32 años, ha presentado tres ingresos hospitalarios graves en dos años. Todos coinciden con sus viajes a América Latina y, además, nunca hay seguimiento médico cada vez que vuelve a España. De forma casual, la tramitadora debe tramitar un siniestro ocurrido a otra persona en el mismo país.


Al igual que en el caso anterior, esta asegurada, de 34 años, ha sufrido cuatro ingresos hospitalarios allá pero no ha requerido tratamiento alguno en España. Cuando se cruza la documentación de uno y otro caso (informes médicos, facturas…) se encuentran similitudes. Al indagar más se descubre que ambas aseguradas residen en el mismo pueblo en la Península Ibérica, se etiquetan como “amigas” en redes sociales y las fotos que cuelgan en internet muestran que gozan de buena salud. Se insta a las aseguradas a que acudan a un reconocimiento médico en España para certificar sus dolencias. Nunca se presentaron. Desde ese momento, dejan de solicitar las indemnizaciones que antes reclamaban con insistencia.