Margarita Salas: "yo era invisible para mi director de tesis"

Margarita Salas fue la primera mujer en presidir el Instituto de España, la primera investigadora española en ingresar en la prestigiosa Academia de Ciencias de Estados Unidos y la primera científica en ocupar un sillón en la Real Academia Española (sí, la de la Lengua, la RAE). Pero el camino fue largo. Y duro.

Al acabar la carrera de Químicas, se decidió por la bioquímica. Su director de tesis en la Universidad Complutense de Madrid, Alberto Sols, tiempo después contó que, al verla, pensó: "¡Bah!, una chica; le daré un tema de trabajo sin gran interés y, así, si no lo saca adelante, no pasa nada". Salas interpreta hoy que, "al contar él mismo la anécdota, de alguna manera se retractaba de lo mal que me había tratado cuando hice la tesis". "Lo pasé mal –rememora–, yo era invisible para él". Hasta el punto de que se dirigía a ella a través de su futuro marido, el también bioquímico Eladio Viñuela.


Severo Ochoa le ofreció a continuación hacer una estancia posdoctoral en Nueva York. Corrían los años sesenta, un momento en que "no era nada habitual que una mujer con la tesis recién leída saliera de España para hacer un posdoc", recalcó Pilar Zaragoza. Aunque Salas recuerda que "no iba sola, ya fui casada, pero Ochoa tuvo el acierto de ponernos en grupos separados". "Así, por lo menos aprenderéis inglés", les dijo, pero "lo que pretendía era que cada uno desarrolláramos nuestra ciencia de forma independiente". Junto a Ochoa, "no me sentí discriminada por ser mujer; simplemente me trataba como una persona".


Carmen Serrano apuntó que muchas cosas han cambiado, pero otras no. "Hoy, la mujer está valorada en la ciencia, pero no llega a puestos altos –señaló Salas–. En los laboratorios, hay más mujeres que hombres haciendo el doctorado y, en todas las profesiones, la mujer está mentalizada de que tiene que hacer una carrera; yo, que tuve a mi hija con 37 años, era un bicho raro".


Zaragoza dio a conocer los datos del estudio ‘Las mujeres en los premios científicos en España 2009-2014’: las investigadoras consiguen el 18% de los premios científicos en España y, además, el porcentaje de mujeres premiadas disminuye hasta el 7% si los premios tienen una dotación económica mayor de 100.000 euros. El informe –una iniciativa de la Unidad de Mujeres y Ciencia del Ministerio de Economía y Competitividad y realizado por la Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas– refleja que el trabajo de las investigadoras no está suficientemente reconocido. Salas recordó que "hay pocas rectoras, no ha habido ni una sola presidenta del CSIC y, en el Centro de Biología Molecular Severo Ochoa, ha habido una directora (yo misma) de 19". En la RAE, "donde quedamos cinco mujeres, intentamos cambiar la mentalidad de los académicos para que haya más, pero no por cuota; no soy partidaria de la discriminación, ni positiva ni negativa". Y contó que a punto estuvo de renunciar a la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo cuando el ministro Jesús Caldera le dijo: "Me viene muy bien porque eres mujer". Luego, todo se aclaró.


También es contraria a la discriminación en función de la edad y de la jubilación forzosa a los 70. Hace unos años, se consiguió que, en el CSIC, los profesores ‘ad honorem’ (figura homóloga a los eméritos universitarios) puedan ser investigadores principales de proyectos. Su investigadora de referencia es Rita Levi-Montalcini, que murió con 103 años y que, cumplidos los 100, cuando aún iba a diario al laboratorio, visitó Madrid. "Recordándola, digo: “Cuando sea mayor, quiero ser como Rita Levi-Montalcini".