La potabilizadora de Remolinos se reubica tras averiarse la que hay en zona inundable

La reparación de los daños de la riada en los abastecimientos de varios pueblos costará 1,5 millones.

El Gobierno de Aragón ya ha iniciado las obras de la nueva potabilizadora de Remolinos, y la construirá en una ubicación distinta a la que ocupa la actual, que quedó muy afectada por la riada al encontrarse en una zona inundable. Los trabajos costarán unos 220.000 euros y se espera que estén concluidas en un plazo de entre 20 y 25 días.


De momento, sigue en servicio la planta que se anegó, aunque está "muy en precario", reconoce el alcalde, Alfredo Zaldívar, ya que el agua entró en los motores y se producen continuos cortes. Para reparar todos los desperfectos "había que hacer una obra bastante gorda" y además, no hay garantía de que no vuelva a inundarse, por lo que el Instituto Aragonés del Agua (IAA) ha optado por levantar una nueva instalación en otra zona diferente y más próxima al núcleo urbano.


La actual se encuentra desde hace décadas "al lado del río, aunque en alto", comenta Zaldívar, si bien eso no ha sido suficiente para que se salvara de la crecida. "No pensábamos que la iba a coger", admite el primer edil.


También dispondrá de una nueva potabilizadora Boquiñeni, que continúa sin agua potable en los grifos por la contaminación de la red debido a un vertido de hidrocarburos. Según los plazos que maneja la DGA, la exhaustiva limpieza que se está llevando a cabo podría alargarse unos dos meses, aunque "se acelerará todo lo posible". En total, el IAA tendrá que invertir en esta localidad entre 500.000 y 600.000 euros.


En estos momentos, las empresas especializadas contratadas están acometiendo la primera fase de las labores, centrada en los depósitos. En concreto, se están decapando con agua a presión, ya que los restos del vertido de gasoil se cuelan incluso por los poros del hormigón. Posteriormente, se actuará en el resto de la red de abastecimiento inyectando hielo molido para congelar los residuos y poder arrastrarlos y, finalmente, habrá que intervenir casa por casa con vapor de agua.


El IAA confía en que la solución dé resultados positivos, pero el alcalde, Miguel Ángel Sanjuán, apuesta por otra alternativa ante este "grave problema": renovar toda la red, lo que se traduciría en un año de obras y más de un millón de presupuesto, según las primeras estimaciones. "No sabemos si lo que están haciendo nos garantizará la seguridad", alega.


En este caso, habría que cambiar 6 kilómetros de tuberías, con distintos ramales y acometidas, y también habría que sustituir la instalación de cada vivienda. Mientras, los vecinos se siguen abastecimiento de agua de boca en los depósitos de Sarga distribuidos por distintos puntos del pueblo.


Estas no son las únicas actuaciones que ha tenido que acometer el Instituto Aragonés del Agua, que también reparó una rotura en la red de Alcalá y ha actuado en Pradilla. En total, se va a invertir alrededor de 1,5 millones para restituir todos los daños de la riada.