Fernando Jáuregui: "lo mejor de la Transición fue Suárez"

Entrevista Fernando Jáuregui asegura que es "difícil ser Rey y persona" en su 'Historia vivida de España'.

Fernando Jáuregui: "lo mejor de la Transición fue Suárez"
Fernando Jáuregui: "lo mejor de la Transición fue Suárez"
Víctor Meneses

Fernando Jáuregui (Santander, 1950) es un periodista clásico de la información política. Publica ‘Historia vivida de España. De Franco a Podemos (1970-2020)’ (Almuzara) que tiene un fogonazo futurista. Se confiesa monárquico, retrata a Juan Carlos y Felipe VI, y se aproxima a las complejas personalidades de ex presidentes como Adolfo Suárez, Felipe González, Aznar o Rodríguez Zapatero.


-¿Quién ha escrito el libro: usted o su secretaria?

Por supuesto que mi secretaria, ja, ja, ja. He podido escribir este libro, que me ha costado cuatro años, porque yo he escrito 24 libros: los he repasado, he ido consultándolos, viéndolos y, en algunos casos, hasta me he fusilado.


-¿Ha querido hacer unas memorias de periodista político?

Yo no quiero hablar tanto de mí como de lo que sucedió o de lo que vi. Empleo la técnica de algunas películas o algunas novelas; a partir de una persona insignificante, corriente y moliente, inscrita en un contexto, lo que hago es hablar del contexto.


-¿Cuál es su balance personal de estos 50 años?

Pues los españoles nos dedicamos mucho a denigrar España. Mi idea es que cuando estemos peor estemos como ahora. Aquí ha habido políticos, periodistas, magistrados, policías que han metido la pata y han metido la mano, pero no todos los policías, magistrados, periodistas y políticos hemos metido la mano, a lo mejor la pata un poco. Hemos construido un país, una democracia. Falsear la historia es lo último que nos puede ocurrir. Hemos conseguido hacer un país que es bastante decente. Aquí ha habido gente que se ha dejado la vida por conseguir una democracia.


-Se define como mirón. ¿En qué consiste ser periodista?

En ser un mirón. Y luego contarlo. Un mirón oidor, nunca un juzgador.


-Usted juzga mucho...

A lo mejor juzgo, pero no soy un juzgador. A lo mejor lo que hago es contar lo que he visto. Un periodista no es ni un poeta ni un académico, como dice el ‘New York Times’. Ni un activista, ni un showman, ni un juzgador. Un juez. Lo que yo hago es contar cosas. A veces no quedan muy bien paradas algunas personas, pero a lo mejor tendría que hacer más autocrítica porque he vertido demasiados juicios. Pero para mí el periodista es un mirón y periodismo es contar lo que no cuentan los demás, y si lo cuentan hacerlo mejor. Y una noticia es todo aquello que alguien no quiere que se publique.


-¿En qué ha sido fantástica, mejorable o mala la Transición?

Fantástica: hay un ser irrepetible que se llama Adolfo Suárez. Militares en contra, la iglesia en contra, poderes fácticos en contra, los bancos, los medios, todo, y en once meses el tío le da la vuelta al estado como un calcetín. Eso es un ejemplo. Y el país que le sigue hasta el final. Este país ha callado, ha sufrido, ha sido disciplinado, hasta en el rescate de los bancos y en sus lágrimas, eso es fantástico. Y eso nos tiene que hacer valorar a España como país.


-¿Lo peor?

No hemos sabido variar los modos de gobernación sin sociedad civil;sin sociedad civil desde Isabel y Fernando. España sigue siendo un país en el que las decisiones de las ciudadanía no cuentan ni para la clase política, ni para los representantes ni para las instituciones. Ni para la propia ciudadanía.


-¿Lo regular?

Hemos reformado muchas cosas que había que reformar porque España sale del franquismo hecha unos zorros. Legalmente, estéticamente, anímicamente, económicamente y eso lo hemos ido haciendo. Ya no podemos seguir viviendo del legado de Suárez, de esos once meses inolvidables...


-Le dedica capítulos y reflexiones al Rey Juan Carlos. ¿Cuál ha sido su importancia y por qué ha caído en el olvido en tan poco tiempo?

No soy juancarlista pero sí monárquico. Por lo tanto es no es sino una observación ‘ad hominem’. Juan Carlos ha sido un buen Rey, básicamente, pero ha dejado algunos claroscuros. Postergó dos o tres años más de lo debido la abdicación.


-Hablemos del nuevo Rey. Dice que es un personaje un poco frío y envarado, y que gana de cerca...

Si tuviese que ponerle una nota al Rey le pondría un diez como Rey; como persona, un ocho. Es el personaje más valorado. Por encima de cualquier otro político. Felipe de Borbón ha nacido para ser Rey. Es una máquina. Y eso oscurece sus aspectos humanos.


-¿Qué quiere decir exactamente que es una máquina, en qué?

Todas sus relaciones, toda su vida, todos sus movimientos, sus conversaciones, sus lecturas, sus palabras, su formación, todo ha estado encaminado hacia eso. En ningún momento ha desmentido esa educación que le han dado. Ahora nos encontramos con un señor que no necesita dar un abrazo o hacerte una broma, como hacía su padre, para recordar que estás ante el Rey.


-¿No exagera usted, señor mirón?

Es un jefe de Estado que sabe, y así me lo ha dicho, que todos los días se tiene que ganar el puesto. Es el factor de estabilidad más importante que tenemos. Como Rey es un profesional como la copa de un pino y como persona tiene alguna carencias porque se ha profesionalizado excesivamente. Es difícil ser Rey y persona.


-Con Felipe no se llevaba bien...

Es un estadista como la copa de un pino, con un cerebro político como no he conocido a nadie, excepto a Suárez... Lo que pasó es que un país tiene que tener limitación de mandato forzosamente. Acabó contrayendo tal cantidad de vicios... Su última legislación fue horrible. Se espió al Rey.


-De Aznar dice que es como Doctor Jekyll y Mr. Hyde

Así fue. Era un muy buen gobernante, antipático como él solo, pero bueno. Un poco autoritario... Al país le fue bien. El día que le puso la zarpa encima Bush, en aquella foto de las Azores, Aznar cambió. El día en que casó a ‘la niña’ en El Escorial, en el Monasterio de los Reyes, descubrimos que Aznar era otra cosa...


-¿Le gustan los horóscopos?

Alude a Zapatero. Él llegó a tener tal dependencia de ‘El Mundo’ y de Pedro J. Ramírez que incluso parecían escribirle los horóscopos. No ha entendido nada... Era la persona con menos sentido del humor que he conocido jamás.