Un viaje a la Edad Media

Por tercer año consecutivo, los vecinos disfrutaron de las San Jorjadas, una jornada al más puro estilo medieval organizada por la asociación de padres del colegio Agustina de Aragón.

El ambiente, la magia y las costumbres de la Edad Media se adueñaron ayer de Parque Goya. Los vecinos del barrio se acercaron al patio del colegio Agustina de Aragón donde, a partir de las 10.00, parecía que se hubiera viajado varios siglos atrás en el tiempo. Pequeños caballeros de apenas un metro de altura luchaban, con escudo y caballo, para impresionar a las damas que rodeaban la pista de las justas.


Fue la tercera edición de las San Jorjadas, una celebración que la asociación de padres del Agustina de Aragón comenzó a organizar como cierre a la semana cultural del colegio. "Pensamos en que fuera una vuelta al pasado –explica el presidente de la asociación, Miguel Ángel Moraledo–, y montamos un mercadillo medieval que fue un éxito". Después de la buena acogida, decidieron que volvería a haber San Jorjadas al año siguiente y ahora ya van camino de convertirse en una tradición en el barrio.


Con todos los detalles perfectamente cuidados, el ambiente era más que festivo en el patio de este colegio. El buen tiempo acompañó a los vecinos de Parque Goya durante la mañana pero, después de la breve tormenta que descargó a mediodía y después por la tarde, se tuvo que suspender el acto final, de piroctenia y fuego. Por lo demás, el resto de actos pudieron celebrarse todos, según explicó Moraledo.


Los niños ya venían disfrazados de casa y los organizadores también trabajaron su caracterización. Se podían ver monjes, caballeros y campesinas ojeando lo que ofrecían los diferentes artesanos en el mercadillo, probando puntería en los puestos de tiro con arco o tomando algo en una taberna medieval habilitada detrás del escenario.


El mercadillo contó con la presencia de profesionales, como los que colocan sus puestos en el paseo de Echegaray, en las fiestas del Pilar; pero también con artesanos que realizan sus obras en casa. "Así les damos la oportunidad de que hoy puedan exponer lo que hacen", apuntó Moraledo. Había un poco de todo: embutidos y dulces, objetos tallados en madera, juguetes para los niños, bisutería y joyería...


Y en la tarima, un mago maravillaba al público con sus mejores trucos. Bien cambiaba un pañuelo de color, bien explicaba la historia de sus poderes y de cómo durante la Edad Media la gente como él había estado perseguida. Y los niños le escuchaban maravillados y levantaban la mano para salir como voluntarios si el mago pedía un ayudante. Aunque los padres tampoco se libraron, ya que a más de uno le tocó salir al escenario.


Otra de las atracciones de estas San Jorjadas fueron las aves rapaces. Una tienda albergaba un búho real, un águila y una lechuza, entre otras. Los niños se acercaban con algo de respeto pero, disipadas las dudas –más de uno le preguntó a su padre que si el águila "picaba"–, al final acababan haciéndose una foto con la rapaz elegida. Con guante de piel para sujetar al ave, como verdaderos cetreros. La afluencia fue notable, y así lo aseguró el presidente de la asociación de padres, quien afirmó que no se podía "ni aparcar" en los alrededores del colegio.