Sensación

Papá,¿tú no tienes frío?


Yo estaba solo con mi hijo en la nueva casa que había comprado en Sallent de Gállego, al lado del rocódromo de la plaza y esas fueron las últimas palabras que le oí cuando aún tenía vida.


Para mí no era motivo suficiente el no poder dormir con él por el agujero de bala que perforaba su corazón. Al principio era incómoda la sangre pero cuando cicatriza no es molesto.


Un mes después le devolví a mi hermano el revólver que me prestó.


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