Dulce y loco cierzo

El cierzo es el guardián de Zaragoza. Habita en la torre más alta del Pilar, y a menudo sale a las calles y se mezcla entre la población aragonesa. Le gusta curiosear las conversaciones que mantienen los transeúntes del Paseo Independencia, unirse a las risas de la gente que toma una caña, pasarse por la Romareda y oír los gritos de la afición o por La Seo y escuchar las plegarias de los creyentes.


Pero su pasatiempo favorito es entrelazar historias.


Ata y corta los lazos que unen a las personas. Desde su hogar en la torre, se divierte observando cómo logra poner todo patas arriba, como provoca encuentros inesperados, lo fácil que es hacer que los corazones de los humanos den un vuelco.


Y después va a contarle con detalle todas sus hazañas a su amigo Ebro, y comparten los últimos cotilleos, se cuentan un chiste que oyeron que alguien decía en el Club Náutico y la anécdota de un chico que estaba en la Plaza de los Sitios con sus amigos.


La próxima vez que sientas el cierzo golpearte, recuerda que tu vida está por dar un drástico giro.


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