El San Jorge de Donatello

Italia, Florencia, 1414, un joven bautizado bajo el nombre de Donato di Niccolò di Betto Bardi pasea por la sombra que le proporciona un bulevar de hayas. Hacía tres días que se había presentado en su casa Jean Michelle, el Gran Maestre del Gremio de Fabricantes de Armas, quienes habían decidido por unanimidad que fuera él quien realizase una escultura para ocupar una de las hornacinas de Orsanmichelle. Podía dar rienda suelta a su imaginación siempre y cuando las armas tuvieran su adecuado y correspondiente protagonismo en la obra.


Pasaron los días pero las musas no se dignaban a entrar en la mente del escultor florentino. En medio de su desesperación recibió una invitación para asistir en España a la coronación de Fernando I de Aragón, y decidió partir al día siguiente. Nunca llegó a su destino ya que las musas le aguardaban sonrientes en el Monasterio de San Juan de la Peña. Allí realizó su encargo y se convirtió en uno de los escultores más grandes de la historia del arte.