Dame una sola razón

Desde que ella fue abandonada, no tiene ni una familia, ni dinero, ni comida con la que alimentarse. Vive en la única ciudad que han visto sus ojos: Zaragoza. Detrás de su hermosa apariencia, de sus calles iluminadas recorridas por gente con una buena vida, con comida y dinero se escondía algo más. Detrás de la máscara de belleza había oscuridad, sufrimiento, pobreza y, sobretodo, soledad. Pero hoy por fin su suerte ha cambiado.


Estaba mirando el cielo, con el cierzo azotando su rostro, buscando el verdadero sentido de su vida, buscando una sola razón por la que seguir luchando e incluso viviendo, cuando apareció él, quien la llevó con más gente como ella.


Por la noche, cuando las chicas fueron a su habitación y los chicos a la suya, no podía dejar de pensar en lo mucho que su vida había cambiado en unas pocas horas. Pasó de dormir en el suelo de las frías calles de Zaragoza, a dormir en una cama caliente rodeada de gente confiable y sabiendo que al día siguiente, no a iba jugarse la vida.


Lea todos los relatos que participan en el concurso.