Una vida feliz

Todo iba a acabar allí y ahora. Oyó gritos desperados y golpes inútiles. Sabía que no podía hacer nada. Sólo esperar y ni siquiera sabía cuánto. Se sentó, cerró los ojos y huyó. Le llevó unos segundos concentrarse. Revivió su infancia, corriendo y riendo por un pequeño pueblo del pre-Pirineo aragónes. Sintió el calor y las dudas del primer beso, la seguridad de la amistad, y el miedo a amar. Una sonrisa se dibujó en su rostro. Los años pasaban en segundos, y sin embargo los buenos recuerdos se detenían para abrazarle y quedarse con él.


No pensó en el ascenso que merecía; ni en el dinero que necesitaba. Pensó en sus padres que siempre le esperaban. Le dolía que, ahora, ya no lo harían. Su pareja, fiel, y paciente, le tendía su mano. Su sonrisa le llenaba de paz y seguridad.


Instintivamente tomó la mano del desconocido de su derecha. En su cabeza sonaba la risa de felicidad de su hija en la hora de las cosquillas. Supo, en ese momento, que había sido feliz.