Las viticultores temen que la nueva normativa de la UE favorezca la sobreproducción

A partir de enero de 2016 los actuales derechos de plantación se convertirán en autorizaciones.

Viñedos de la DO Somontano
Viñedos de la DO Somontano
J.L.P.

Diferentes colectivos de agricultores, entre los que se encuentran los viticultores, temen que la nueva normativa elaborada por la UE pueda favorecer la sobre explotación de las plantaciones de viñedos. A partir del próximo año, en concreto, el 1 de enero de 2016, entrará en vigor la nueva regulación que cambia los tradicionales derechos de plantación de viña (documento necesario para plantar y que es transferible entre productores) por autorizaciones (no serán transferibles y no tendrán valor económico). “De este modo, se puede producir una liberalización encubierta”, sostiene Antonio Serrano, responsable de vinicultura de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA).


En el caso de que esto ocurriera, “se plantarían más hectáreas, lo que provocaría una sobreproducción y, por lo tanto, los precios bajarán considerablemente”. De primeras, las comunidades más afectadas serían las que tienen una mayor producción por hectárea como es el caso de La Rioja, “sin embargo, a largo plazo también afectará a Aragón y acabaremos rebajando los precios”.


Una opinión que comparten tanto en la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (ASAJA) como en la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA). “Con la desaparición de los derechos se favorece la plantación de las grandes bodegas, lo que ocasionará que haya más producto y se reduzcan los importes, algo que ellos pueden soportar pero no los agricultores familiares”, recalca José Manuel Roche.


Pero no todos los colectivos tienen la misma opinión. Mariano Beroz, presidente del Consejo Regulador de la D.O. Somontano, considera que este problema no se va a dar. “En un principio algunos países del norte de Europa abogaban por la liberalización total, sin embargo, al final se ha aprobado que solo haya un aumento de unas 10.000 hectáreas al año en toda España”, destaca.


Esta ampliación de 1% anual se llevará a cabo, al menos, hasta 2020, que es cuando finaliza este proyecto. No obstante, presentando las debidas justificaciones, cada país podrá reducirlo siempre que el porcentaje elegido sea superior a 0. “Todavía no está aprobado el cupo de ampliación pero a poco que sea, el número de hectáreas se multiplicarán rápidamente puesto que en toda España hay alrededor de un millón”, recuerda Ricardo Tapia, responsable de viñedos de UPA. De hecho, señala que a partir de 2020, la intención es que se pueda plantar en cualquier sitio. “Estamos tratando de resistir, pero cada día nos lo ponen más complicado”, lamenta Tapia.

Una pérdida patrimonial importante

Esta decisión de cambiar derechos propios por autorizaciones concedidas por el Gobierno también tiene sus efectos colaterales en la pérdida patrimonial de los viticultores. Cada agricultor pagó en su día unos derechos de plantación que, en el momento en el que se jubile o decida dejar de trabajar en este campo, perderá puesto que ya no se pueden vender. “Ahora será el Gobierno o la DGA el que los gestione y se darán de manera gratuita”, subraya Tapia.


En 2014 en Aragón había más de 41.400 hectáreas, de las cuales, 37.869 estaban plantadas. “Unas 720 pertenecen al Gobierno de Aragón y el resto están en manos de agricultores que por diversas razones prefirieron no plantar ese año”, sostiene Tapia. Teniendo en cuenta que, según Tapia, los derechos de plantación por hectárea se venden a precios que oscilan entre los 1.000 y 2.000 euros, los viticultores aragoneses perderán a lo largo de los años más de 40 millones de euros.

El vino aragonés más caro que la media nacional

España consiguió ser el país que más vino exportó durante el 2014. No obstante, este incremento se debió, entre otras razones, a la caída de los precios, que bajaron hasta 1,1 euros el litro. “El problema radica en que se está vendiendo mucho producto a granel, lo que provoca que el pago descienda considerablemente”, destaca Serrano. Por el contrario, los viticultores aragoneses han decidido no seguir esta tendencia, consiguiendo vender sus vinos por 1,93 euros el litro, un 75% más que la media nacional.


“En Aragón hemos apostado por los productos de calidad embotellados y la escasa venta a granel”, subraya Serrano. De este modo, el precio del litro de vino es mucho más elevado y ha ido en aumento en los últimos tiempos, encareciéndose seis céntimos en este año. No obstante, este incremento del importe también ha tenido su repercusión en el volumen de litros vendidos, que ha descendido un 3%. A nivel nacional se han incrementado más de un 20% la venta del vino, pero se ha recaudado un 2,5% menos.