Alicia Bastos, psicóloga: "Aprendemos sin parar, pero tenemos que estar atentos"

Dirige el Método Johansen en España y es cofundadora del proyecto Aprendemos Todos. Madrileña, 41 años, participó en el ciclo de Ibercaja Educar para el Futuro.

Bastos, antes de salir al escenario del Patio de la Infanta.
Alicia Bastos, psicóloga: "Aprendemos sin parar, pero tenemos que estar atentos"
Guillermo Mestre

-Dirige usted un método de aprendizaje a través de la música. Y ¿con qué música aprendemos? ¿Con Madonna o con los Rolling?

No, con una música compuesta específicamente para estimular una parte muy limitada de las frecuencias que oímos los seres humanos.


-¿Cómo ayuda la música a comprender o a escribir mejor?

Porque, al discriminar mejor los sonidos del entorno, podemos elegir qué atendemos y qué no.


-También sube la autoestima. ¿Qué le baja la estima a un alumno?

No ser capaz, sentir que no da la talla. Y cuando mejoran sus capacidades, mejora el tono emocional. La música, al pasar por el oído, cruza por una parte del cerebro que se llama sistema límbico. Y al organizarse esta parte, tu emoción ya no está apagada, sino que se empieza a entonar.


-¿Y a los profesores? ¿También habría que ponerles músicas?

¡También! ¡Pobres! Van a todo lo que pueden y, muchos, estresados.


-¿Qué es melodía para sus oídos en el aula?

La cooperación y el descubrimiento de lo que se está explicando.


-Habló en un congreso acerca de a qué van los niños al colegio. ¿Tiene una única respuesta?

No. Muchos van a intentar entender quiénes son, porque pasan muchas horas allí. Y tratan de aprender cómo va a ser el mundo que les espera cuando sean mayores. Y creo que lo estamos haciendo solo regular.


-Y ¿para hacerlo bien?

Habría que recibir a los niños dándoles la garantía de que son importantes para ese pequeño mundo escolar y que sientan que están aprendiendo, descubriendo cosas que no sabían. Eso es maravilloso.


-Se pregunta en su blog cómo educar cuando falta tiempo. Yo mucho no tengo, así que todo oídos.

Hay que estar presente de verdad cuando quieres dirigir a otra persona. Más vale que estés tú en ti, no en tu angustia o en tu prisa. Para educar, creo que lo más importante es que tus pies y tu cabeza estén en el mismo sitio, como decía San Agustín.


-Es una de las fundadoras del proyecto Aprendemos todos. Los adultos, ¿también aprendemos o no nos dejamos?

Aprendemos sin parar, pero tenemos que estar atentos. Si somos conscientes de que hay muchas cosas que no sabemos, también de nosotros mismos, aprendemos cada día. Todos.


-Estudia el sistema nervioso central, ¿qué le pone nerviosa?

Decidir que las cosas tienen que ser de una manera y no conseguir que sea así.


-Y ¿por qué cree que los docentes deben conocerlo también?

Porque comprenderán que cuando un alumno no da la talla no es algo personal con la asignatura ni con el profesor, sino una limitación recuperable que tiene el niño en ese momento.


-Otro de sus postulados es que respirar u oír bien es básico para un correcto aprendizaje. ¿No hay otras prioridades?

Todas. Pero piense que cuando estamos acatarrados, trabajamos

peor y nos molestan los ruidos. Es como si nos pidieran que diéramos una conferencia en una discoteca. Es fundamental para la educación, respirar bien, ver bien, deglutir bien, que la oclusión dental sea correcta, que sintamos las partes de nuestro cuerpo perfectamente...


-Y ¿por qué tener la boca abierta no permite una buena atención?

Porque impide que el cerebro se refrigere. Cuando respiramos por la nariz, el aire hace un recorrido que refrigera parte de nuestro cerebro, mejorando la temperatura. En España decimos: «No me calientes la cabeza». Porque con la cabeza caliente no se piensa con claridad. Y las personas que respiran por la boca refrigeran menos su cerebro, con lo que su tiempo de atención es menor.


-¿Qué le deja a usted con la boca abierta?

Casi todo. Solo estar viva me deja con la boca abierta.