Un Aragón diferente

Subir al autobús, ir al cine, asistir a una obra de teatro, acudir a ver al Cai Zaragoza o al Real Zaragoza. Actividades que me son imposibles. En todas ellas me siento discriminado. Todas estas actividades las tengo que hacer de una forma determinada.

No tengo capacidad de elección. Tengo que entrar por una puerta determinada y colocarme en un sitio reservado. Tú sí que tienes esa capacidad de poder escoger ¿verdad? Seguro que te he dejado pensando en la diferencia. Es muy simple. Yo veo a mi querida Zaragoza desde otra perspectiva.

Cuando tú aparcas encima de un paso de cebra, yo tengo que dar un rodeo enorme para poder llegar al sitio en el que quedé. Si tú no quitas los escalones para entrar a tu tienda o restaurante, yo no puedo entrar. Yo veo mi amado Aragón desde mi silla de ruedas. Tú, no.


Leer más relatos del concurso de relatos cortos de Heraldo 2015